Nuestra microAventura de hoy viene motivada por la búsqueda de una planta en peligro de extinción. Un endemismo local, la Yerbamuda de Jinámar (Lotus Kunkelli) que crece únicamente en este rincón del noreste de Gran Canaria.
- Dónde: Las Palmas de Gran Canaria.
- Duración: Poco más de 30 min.
- Dificultad: Baja. Descargar artículo en PDF
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En busca de un tesoro: la Yerbamuda de Jinámar
Hemos sabido recientemente de la existencia de una planta singular. Un endemismo que crece en un lugar cercano, y que se encuentra en grave peligro de extinción.
Probablemente sepas ya que un endemismo define a una especie cuya existencia está limitada geográficamente. En el caso que nos ocupa, el de la Yerbamuda, se da la circunstancia de que el único lugar del planeta en el que es posible encontrarla es una reducida zona de la costa de Jinámar.
Si hemos despertado tu curiosidad sobre el asunto, quizás te interese saber que existe un catálogo de especies en peligro de extinción elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), en el que puedes gran cantidad de información. Si te das una vuelta por su web descubrirás con asombro la gran cantidad de animales y plantas que se encuentra al borde de la desaparición.
Pero volvamos a la Yerbamuda ¿No es grandioso tener tan cerca algo único en el mundo? Esta es la razón por la que nos lanzamos a visitar el Sitio de Interés Científico de Jinámar, hogar de nuestra protagonista de hoy.
El sitio de Interés científico de Jinámar
La razón de ser del SIC de Jinámar es precisamente la existencia de este endemismo. Pertenciente a la Red Canaria de espacios Naturales Protegidos, este lugar de interés científico esta localizado en la costa noreste de la isla de Gran Canaria, entre los municipios de Las Palmas de Gran Canaria y Telde.
El lugar está dotado de cierta infraestructura. Aparcamiento, paneles informativos, vallado de protección de las áreas sensibles y un edificio de dudoso gusto dan la bienvenida al visitante.
El deterioro de las infraestructuras es, como en tantos otros lugares que hemos visitado, más que evidente. Leemos además que el edificio anexo al aparcamiento, un centro de interpretación, jamás fue abierto. En cualquier caso estamos aquí por la Yerbamuda, así que dejamos atrás rápidamente el punto de partida para adentrarnos en el espacio natural protegido.
Caminamos hacia la montaña que conforma el centro de este enclave, el Risco de Medio Mundo, y lo hacemos a través de un sendero que en partes está delimitado por un vallado.
Desde los primeros pasos tratamos de localizar la Yerbamuda. Miramos con detenimiento cada hierba que crece en este muy árido paisaje. Nos alongamos alargando la mirada tras las vallas. Vemos distintas especies vegetales aquí y allá pero nos es muy difícil identificar lo que buscamos.
Hemos visto fotografías. Hemos estudiado la forma de sus hojas y el color de sus flores y hemos prestado mucha atención al panel informativo a la entrada del recinto. Sin embargo no damos con ella.
Es posible que tengamos todavía poco ojo para este tipo de búsquedas. O simplemente que, al no ser época de floración, sea más complicado identificar la Yerbamuda. En cualquier caso nos sorprendemos con la cantidad de plantas diferentes que crecen en el lugar. Una vegetación que resulta ser más variada de lo que aparenta a primera vista.
Llegamos a lo alto de Risco y descubrimos el litoral. Dejamos entonces la búsqueda y el mar, que ejerce su habitual magnetismo, nos invita a bajar a la playa. Es la Playa de Jinámar.
El litoral: Playas de Jinámar y Bocabarranco
Descendemos por una fea pista que ofrece buenas vistas de todo el litoral de la capital de la isla. Mientras bajamos observamos la gran cantidad de charcos que hay. Apenas hay nadie. Un paseante con un perro, una pereja caminando, algún que otro pescador.
Reparamos en lo que creemos que es una garceta, de blanco inmaculado, que busca alimento entre las rocas. Desconfiada alza el vuelo a poco que nos acercamos.
Decidimos entonces bordear el risco y volver al punto de partida complentando un trayecto circular. Andamos por una pequeña senda que pasa a los pies del pequeño acantilado.
Empieza aquí a asaltarnos una cierta decepción. Una de esas que tan familiar nos resulta cuándo frecuentamos las costas de nuestras islas. Hay tramos con mucha basura acumulada. El mar tiene por costumbre devolvernos lo que de un modo u otro le hemos tirado, y aquí hemos tirado mucho. No hablamos de un tronco perdido, una botella con un mensaje o un barco que algún padre construyera para entretener a sus hijos. Hablamos de auténtica basura.
Sorprende además que esto ocurra en un lugar que dicen ser protegido. De interés científico para más indicaciones.
Avanzamos y alcanzamos al poco la cercana playa de Bocabarranco, mientras meditamos sobre si de verdad queremos invitar a nuestros lectores a venir aquí. Y aunque en un primer momento éramos reticentes, hemos creído que sí. Que el lugar bien merece una visita, y que el hecho de que el paseante vea el estado en que se encuentra servirá de algún modo para concienciar sobre algunas de nuestra acciones y continuar denunciando lo mal que tratamos a nuestra tierra.
Sumidos en estos pensamientos llegamos al punto de partida, con el sinsabor de no haber encontrado la Yerbamuda, pero con la sensación de haber concluido un bonito paseo. Sin duda volveremos en su búsqueda en época más propicia.
Cómo llegar
Llegar es de lo más sencillo. Te dejamos indicado su ubicación en el mapa. El lugar está muy próximo a la autovía GC-1. Si vas en dirección sur debes tomar la salida 5 y seguir las indicaciones para hacer un cambio de sentido. Si vienes desde el sur tu salida es la 5 igualmente.
El acceso al recinto está justo en la rotonda que se encuentra al este de la autovía, frente al centro comercial.
Más en la zona
Hemos estado recientemente en un lugar muy próximo, visitando el Yacimiento Arqueológico de La Restinga. No dejes de pasarte por allí si estás por la zona.
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