Tenerife cuenta su historia entre ruinas escondidas y olvidadas. Algunas maravillas desde el punto de vista etnográfico se encuentran abandonadas al paso del tiempo y sin hacer justicia a la importancia que tuvieron en el pasado. Es el caso de las Casas del Aserradero, que descubrimos por casualidad en un día de microaventura como otro cualquiera.
- Dónde: La Quinta (Adeje), Tenerife.
- Duración: 2 horas.
- Dificultad: Fácil, teniendo en cuenta la corta distancia y el poco desnivel acumulado.
- Imprescindible: Protección solar, gorra o sombrero, así como chubasquero en época de lluvias. Calzado de montaña, agua y algo de comida. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Buscamos un nuevo lugar que añadir a nuestras microaventuras. En el mapa, el pintoresco nombre de «El Aserradero» llama nuestra atención y tras una búsqueda rápida en Google decidimos hacer la mochila y ponernos en marcha.
Situarse en el inicio de la ruta no es fácil. Para ello debemos conducir hasta el barrio de La Quinta del municipio de Adeje, al que se llega después de conducir una estrecha y sinuosa carretera de algo más de seis kilómetros desde el parque industrial de Los Olivos. Por fin en La Quinta, desde la plaza de la Ermita de Santa Margarita comienza el sendero PR-TF 71.2 (Camino de Ifonche) y emprendemos la marcha a pie.
Una ruta entre pinar y agua
El sendero pronto abandona las casas y se adentra en el pinar, abandonando las medianías mientras progresa entre antiguos canales de agua, hoy sustituidos por tuberías modernas que nos acompañarán durante casi todo el recorrido. El camino requiere prestar atención. Aunque este sendero encuentra señalizado y homologado, existen algunos cruces donde las marcas se encuentran ya desgastadas u ocultas por la vegetación.
Hoy tenemos la suerte de contar con la compañía de nubes que refrescan el ambiente, mientras casi toda la ruta transcurre en llano con algún repecho, corto pero de fuerte pendiente para atravesar los barrancos de Las Torres y El Aserradero, que se superan sin problemas.
Casi dos kilómetros después del inicio llegamos al cruce principal de los caminos de Ifonche (PR-TF 71.2) y Teresme (PR-TF 71). El primero, por el que venimos, intersecta con la antigua ruta que une la Casa-Fuerte de Adeje con antiguos caseríos agrícolas de la zona, por el que nos desviaremos para llegar a nuestro destino
Las Casas del Aserradero aparecen inmersas en el bosque
Tras avanzar a penas 250 metros por el nuevo camino llegaremos a nuestro destino. Un nuevo cruce bien señalizado indica la continuidad del sendero y el desvío hacia el caserío, por que nos adentramos sin dudarlo. Las construcciones asoman entre la niebla y en seguida paseamos por las antiguas calles y estancias del Aserradero.
Con los techos derrumbados parcialmente, los muros se mantienen sólidos y en pie, delimitando las estancias a la perfección. Podemos observar la vivienda principal y su cocina anexa, que identificamos por la disposición del lugar del fuego y el hueco de la piedra de moler el gofio, así como a pocos metros se encuentran los establos y los graneros junto a una antigua era.
Todo el complejo se encuentra conectado por una tajea seca de grandes dimensiones, que se pierde en dirección Adeje para antiguamente poder conducir el agua hasta principal núcleo poblacional de la región.
Un viaje al pasado que intenta contar la historia de Tenerife
Las Casas del Aserradero constituyen uno de los caseríos que poblaron la zona Adeje en torno a la conocida como Casa-Fuerte, construida como defensa de la isla en el año 1.556 y que posteriormente sería el centro neurálgico ocupado por una serie de edificios, graneros, ingenios de azúcar, habitaciones y almacenes, convirtiéndose en el centro de la economía del sur de Tenerife en los siglos XVIII – XIX (ver Granado Suárez, S., Calvo Cruz, M. y Castro Pérez, C. [2007]. La actividad productiva cerealista en el señorío de Adeje su contabilización a través de los libros corrientes de la contaduría [1767-1786]. Conocimiento, innovación y emprendedores: camino al futuro)
En el caso del Aserradero, su principal motivo de interés y fuente de riqueza para la región fue el agua:
Se trata de un caserío aislado que, junto al de Lomo los Grillos, Teresme, Ifonche y Aponte, formaba parte de las distintas residencias que existieron en dicha zona para los pastores o colonos que trabajaban para los señores de la zona. En este lugar […] se hallaba una fuente donde manaba el agua sita «en Adexe donde agora dizen el Aserradero», denominación que persiste hoy día y cuyo caserío se encuentra en un grado de fragilidad alto, ya que está en proceso de desaparición debido al abandono de la actividad agraria, algo que se ve contribuido por la situación que muestran los distintos accesos a esta zona.
Extraído de Rodríguez Maldonado, S.M. y Viña Brito, A. (2017). La venta de aguas de El Aserradero (Adeje). Revista de Historia Canaria.
Hoy, en este lugar solo queda el abandono descarado, evidente por el derrumbe de los tejados, la ocupación de la vegetación que crece imparable y los restos de basura reciente en el interior de las edificaciones en mejor estado.
En este punto cabría preguntarse: ¿Por qué no se destinan recursos a la conservación de nuestro patrimonio histórico y el conocimiento de nuestro pasado? Además del abandono, sorprende la ausencia de información oficial y precisa sobre este lugar hermoso, místico y de gran importancia en la historia de la isla. Por el contrario, la información confiable se limita a las investigaciones académicas que hemos encontrado para documentar mejor esta microaventura, mientras que en algún contenido promocional a penas se nombra superficialmente a las Casas del Aserradero.
Más microaventuras
La zona sur de Tenerife está llena de microaventuras de naturaleza e historia. La cercana Casa-Fuerte o el profundo Barranco del Infierno son dos lugares de obligada visita, mientras que un poco más lejos podemos disfrutar de las privilegiadas vistas los roques de Imoque y del Conde, la magia del Paisaje Lunar o el acceso al Parque Nacional del Teide a través de Montaña Samara.
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