Si conoces Tenerife sabrás que «La Tarta» no es sólo un delicioso postre para acompañar una buena comida, sino que además es como se conoce a uno de los parajes más visitados del Parque Nacional del Teide.
- Duración: El lugar está en la misma carretera. El trayecto desde la zona metropolitana de la isla es de unos 40 o 50 minutos en coche.
- Dificultad: Sencilla. Hay apartaderos al borde mismo de la carretera.
- Imprescindible: El Parque Nacional del Teide es zona de alta montaña. Ve bien pertrechado de abrigo y bebida caliente. Descargar artículo en PDF
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La Tarta
La «Tarta del Teide» es un lugar de interés geológico que en cierto modo cuenta la historia eruptiva del Parque Nacional a lo largo de miles de años. Se trata de una “cortadura”, o sección de parte de montaña, visible desde el borde mismo de la carretera. Fue durante su construcción cuando quedó al descubierto esta serie de estratos conformados en forma de capas, cada una de las cuales corresponde a una erupción volcánica diferente.
Estas capas de distinto tamaño presentan una gama de colores de tonos rojizos, ocres, blancos, beige y negros, asociados a los diferentes materiales expulsados por el volcán. Así, los tonos más oscuros se corresponden con capas de naturaleza basáltica, al igual que los rojizos, cuyo color es resultado de un proceso de oxidación del material al entrar en contacto con aguas subterráneas durante su formación. Por último, los tonos más claros está vinculados a coladas más porosas, tipo pómez.
Más allá del interés geológico que para los entendidos pudiese tener, lo cierto es que el lugar es realmente hermoso, evidenciando una vez más el poder creativo de la Naturaleza, que siempre es capaz de sorprendernos.
Cómo llegar
El acceso al lugar es bien sencillo. Basta con seguir la carretera dorsal hasta adentrarse en el Parque Nacional. Una vez pasado el límite del parque, a la altura del mirador de La Crucita, tendremos que continuar por la carretera poco menos de 2 km, hasta divisar un apartadero a mano derecha.
Es ahí donde la carretera describe un par de curvas consecutivas cerradas en forma de “S”, dejando al descubierto el espectáculo geológico que hemos venido a buscar.
Anexo a la zona hay varias áreas habilitadas para el aparcamiento, y hasta tres miradores, pues como decíamos al inicio, se trata de una de las atracciones más visitadas del parque.
Desde los miradores ubicados en las proximidades es posible disfrutar de vistas espectaculares, más allá de la Tarta en sí. De hecho, es un lugar ideal para contemplar el siempre majestuoso Teide, el pinar de la Corona Forestal y el no menos impresionante mar de nubes sobre el Valle de la Orotava.
Buscando la Vía Láctea
Nuestro interés por visitar la tarta en esta microAventura estaba justificado por una fotografía que llevábamos tiempo queriendo realizar. Una composición nocturna que incluyese a la Vía Láctea sobre la Tarta.
que llevábamos tiempo queriendo realizar. Una composición nocturna que incluyese a la Vía Láctea sobre la Tarta.
Como siempre, una de las ventajas de visitar estos lugares de noche está en que evitas las masificaciones turísticas que frecuentan el lugar. Esto te permite disfrutarlo en todo su esplendor. Aún así, es frecuente encontrar algún que otro aventurero dispuesto a disfrutar de un atardecer visto desde las alturas.
Para hacer una foto como la que nos planteamos es necesario planificarla convenientemente con antelación. En primer lugar, dado que vamos a fotografiar la Vía Láctea, hemos de identificar una noche de luna nueva. Esto es fundamental para evitar la contaminación lumínica de la propia luna. De este modo seremos capaces de sacar máximo detalle de nuestra galaxia.
En segundo lugar tenemos que planificar la localización exacta de la Vía Láctea en el firmamento. De este modo sabremos en qué instante estará localizada en la zona del cielo que nos interesa.
Para ello podemos ayudarnos de herramientas informáticas de escritorio como Stellarium o aplicaciones como SkyView Lite, disponible tanto para IOS como para Android. Estas utilidades nos ayudan a determinar qué objetos veremos en el cielo nocturno en una fecha concreta. Esta última dispone además de una funcionalidad de realidad aumentada muy útil para definir nuestro encuadre.
Si eres aficionado a la fotografía conocerás probablemente PhotoPills. Esta es otra aplicación para móviles que permite planificar con mucha precisión este tipo de capturas.
Cómo hacer la fotografía
Fotografiar la Vía Láctea no es algo complicado si cumples el requisito fundamental, estar bajo un cielo nocturno libre de contaminación lumínica. Los cielos de Canarias son ideales para éste propósito. En cualquier caso, vivas donde vivas, seguro que puedes alejarte de la ciudad lo suficiente como para encontrar una zona relativamente oscura.
A partir de ahí el resto de requerimientos están ya relacionados con el equipo fotográfico. Por supuesto necesitarás un trípode, pues, cómo en otras ocasiones, haremos fotografía de larga exposición. Obviamente, otro requisito importante es la cámara fotográfica. Por último, necesitarás un objetivo luminoso o «rápido», es decir, capaz de alcanzar una apertura de diafragma elevada.
Será también necesario que tengas cierto control sobre tu cámara, pues necesitarás realizar una serie de ajustes básicos. Éste podría ser un buen resumen:
- Dispara a ISOs altos, tanto como tu cámara lo permita sin introducir excesivo ruido.
- Trabaja a la mayor apertura posible (menor número f), para reducir el tiempo de exposición al mínimo.
- No utilices tiempos de exposición demasiado elevados, pues las estrellas, y por tanto la Vía Láctea, te saldrán movidas. Existen calculadoras que te permiten conocer este tiempo, que viene determinado por la longitud focal de la lente que utilices, su apertura, y el tamaño del sensor de tu cámara. Para que te hagas una idea estos valores pueden estar entre los 10-15s para un objetivo de 15mm en una cámara de sensor APS-C.
- Desactiva el estabilizador automático del objetivo si lo tiene, pues no es de utilidad de noche y puede afectar la calidad de tu toma.
- Utiliza enfoque manual y enfoca a la hiperfocal.
Como en casi cualquier fotografía que uno vaya a hacer, es fundamental llegar con tiempo a la localización. De este modo podrás estudiar los encuadres posibles y ver cual es más interesante. Esto es especialmente relevante en fotografía nocturna. Piensa que si no hemos localizado el encuadre de día, a la luz de las estrellas nos será realmente complicado.
Un vez ubicados toca esperar a que la Vía Láctea se levante sobre nuestras cabezas. Puedes aprovechar entonces para probar con diferentes parámetros de tu cámara y comprobar los resultados sobre la marcha. De este modo llegado el momento, sólo tendrás que hacer “click” para obtener ese fotón que tanto buscabas.
Te dejamos a continuación algunas de las capturas que hicimos aquella noche.
No podemos dejar de mencionar que, si bien es posible obtener un resultado sorprendente ya de forma directa desde la cámara (en especial si es la primera vez que haces esta foto), la fotografía de Vía Láctea requiere un procesado posterior para mostrarla en su máximo esplendor. Existen infinidad de tutoriales en la red sobre flujos de trabajo de edición de Vías Lácteas, que incluyen técnicas de apilado, focus stacking, blending, etc. y que pueden ser necesarias en función de la fotografía que tengas en mente. En cualquier caso, en futuros posts te contaremos cuál es el flujo básico que nosotros empleamos para obtener estos resultados. Incluiremos además algunos truquillos que permiten mejorar la calidad final de la imagen.
Por supuesto una noche estrellada sin luna da mucho juego, y en nuestro caso, una vez que tomamos la fotografía que fuimos a buscar, nos dedicamos a jugar con otros encuadres y composiciones durante largo rato. Tan largo, que nos cogió por sorpresa el amanecer.
Ahora sólo te queda esperar a la próxima luna nueva y lanzarte a la microAventura. Tanto si te gusta la fotografía como si no, nuestra galaxia es claramente visible a simple vista en un cielo oscuro, y es un espectáculo que todos debemos admirar al menos una vez en la vida, pues te hace reflexionar sobre la inmensidad del universo y lo insignificante que somos en él.
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