En las islas Canarias desde cada una de ellas se observan con frecuencia las demás. Tenerife es, por su posición central y su altitud, privilegiada. Desde allí se divisa, en los días claros del invierno, las siete islas mayores. Desde Gran Canaria, es fácil contemplar las costas de Tenerife y Fuerteventura que a su vez enlaza con Lobos y Lanzarote y esta con la Graciosa. La Palma, la segunda en la altitud, tiene hermosas vistas de Tenerife, Hierro y Gomera. Se conforma así una simbólica red de miradas que mantiene unidos a los canarios. Cuando viajamos fuera de nuestra isla de residencia, inconscientemente, la buscamos en el horizonte y siempre nos resulta sorprendente cómo nos vemos desde fuera y cómo nos ven los demás.
- Dónde: Agulo.
- Dificultad: Baja. Pequeña caminata sin apenas dificultad.
- Imprescindible: Como siempre que visitamos miradores, tu cámara de fotos. Descargar artículo en PDF
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La Montaña del Cepo
Por su cercanía la isla de la Gomera ofrece unas impresionantes vistas de su hermana mayor, Tenerife y de su Pico Teide. Un lugar especialmente favorecido para contemplarlas es la Montaña del Cepo, una atalaya o mirador natural al que se accede por un punto situado en una curva pronunciada, después -o antes, según sea tu sentido de conducción- del Km 29 de la carretera GM-1, en el municipio de Agulo.

Tiene nuestra montaña 658 m de altitud y la parte superior es una planicie o meseta alargada de unos 500 m de longitud por 150 de anchura. Desde la curva de la carretera se accede por un sendero de unos 300 m, bordeado de cedros y brezos.

Y vinimos a buscar en el horizonte las famosas vistas, pero he aquí que la isla de la Gomera parece querer gastarnos una broma y se ha envuelto en las húmedas brumas del alisio. Sin embargo, este lugar, en sí mismo, es de una belleza extraordinaria, que se va descubriendo poco a poco mientras caminas.

Tierra de anillos
A barlovento de la montaña, la humedad se condensa en las hojas de los arbustos y las pequeñas gotas caen al suelo. El sendero se desdibuja y pronto desaparece. Cuando accedemos a la planicie, la vegetación apenas existe y se nos muestra una superficie desolada. Tierras de colores, intensamente rojas que recuerdan las imágenes que transmiten las sondas enviadas a Marte.

A medida que te adentras en el lugar, el suelo empieza a mostrar formas esféricas, que llaman la atención, y que más adelante dan paso a una intrincada y extensa red de polígonos con formas más o menos regulares. Presentan bandas características de distintos colores. No sabemos si los procesos físico-químicos por los que se forman estas bandas tienen algo que ver con los denominados Anillos de Liesegang, documentados para este municipio en un trabajo de 2011 de Cándido García Cruz y Margarita López . Curiosamente deben su nombre un fotógrafo alemán, Raphael Eduard Liesegang,

Fotografía
Para fotógrafos el lugar es excelente. Las extrañas formas y colores del suelo, el caprichoso juego de las nieblas, la presencia de algún viejo y solitario eucalipto con sus hojas verdes que contrastan sobre las tierras rojizas, troncos y ramas caídos y dispersos en la superficie, y la posibilidad de que en algún momento se despeje y descubras una de las más hermosos vistas de Tenerife desde la Gomera.

Recuerda cuando viajes que las islas se muestran y se ocultan continuamente. Se envuelven a veces con un delicado manto de arena, otras, con las salpicaduras de las olas del mar. Las más altas juegan al escondite con los vientos alisios. Incluso las lluvias sirven para ocultarse. Es un juego interminable. Hoy en nuestra visita a la Montaña del Cepo, en la isla de la Gomera queríamos mirar hacia afuera pero hemos terminado mirando hacia dentro, en este enrojecido y fantástico mirador sin muros, ni barandas, ni modernas cristaleras. Volveremos: “La esperanza nos mantiene”.
Artículo sobre los Anillos de Liesegang en la Gomera:
Te dejamos a continuación un pequeño testimonio audiovisual de nuestra visita:
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