Hay siluetas que por algún motivo desconocido tienen un efecto hipnótico. Ocurre con la de El Teide, imponente lo mires desde donde lo mires. Sucede, por ejemplo, con la montaña de Stapafell en Arnarstapi (Islandia), una silueta involuntaria y perfectamente simétrica que atrapa la mirada. Y ocurre también con el Pico Veleta (Sierra Nevada) cuando lo observamos, en esta ocasión, desde Hoya de la Mora.
- Dónde: Sierra Nevada, Granada.
- Duración: 3 horas (solo ida).
- Dificultad: media.
- Imprescindible: Abrigo, agua y protección solar. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Como nos ocurre a veces, nuestra visita al Parque Nacional de Sierra Nevada no estaba programada. Huimos del calor del verano que no nos da tregua en un viaje itinerante por Andalucía. Unos implacables 44ºC independientemente del rumbo que cojamos nos obliga a escapar hacia arriba, y es así, aumentando la altitud, como llegamos a Pradollano, en el término municipal de Monachil, llenos de agradecimiento por el aire fresco que nos recibe.
Desde el primer momento el Pico Veleta capta nuestra atención. La cuarta cumbre más alta de España (3.396 m.s.n.m.) sustentada en tres aristas perfectamente definidas que parecen haber sido dibujadas por una mano intencionada. A su izquierda asoma el Mulhacén, reclamando su puesto como el pico más alto de la península ibérica, pero devolvemos nuevamente la atención al Veleta. No hay nieve y vemos que el terreno ofrece muchas alternativas para acceder: carretera, remontes y sendero hacen que el ascenso se presente, a priori, accesible para diferentes perfiles de visitantes. Nosotros nos decidimos por la que más nos gusta que, como siempre, es la subida a pie. Ya tenemos plan para mañana.
El nivel de dificultad de la ruta es relativo, pues depende de muchas variables, pero en cualquier caso, no conviene subestimar la misión. El sendero, bien señalizado, no tiene pérdida y la orientación en el terreno no conlleva gran dificultad, pero no hemos dormido demasiado. Nuestra visita ha coincidido con la Romería de la Virgen de las Nieves y el paso de un grupo numeroso de romeros, aunque silenciosos, nos despierta sobre las 04:00 horas.
Con tantas ganas como sueño empezamos nuestro camino a la mañana siguiente. En esta ocasión, solo ascender nos ha llevado unas tres horas de tiempo, para sortear unos 5km de distancia y algo más de 800 metros de desnivel, pero reconocemos que la majestuosidad de los paisajes hace que merezca la pena tomarlo con calma y hacer alguna que otra pausa. Acostumbrados a vivir en un territorio insular, ya solo la extensión de terreno que nos rodea nos impacta.
Empezamos la subida y pronto dejamos atrás el Santuario de la Virgen y el antiguo Observatorio del Mojón del Trigo. Más adelante nos cruzaremos con las instalaciones del Observatorio de Sierra Nevada y el Observatorio IRAM. El aire es fresco, nos acompañan algunas rachas de viento y al llegar a un pequeño refugio aprovechamos para hacer una breve pausa al resguardo de la brisa. Seguimos ascendiendo tranquilamente con la cumbre siempre a la vista marcando el paso.
Después de 4 kilómetros y medio, descubrimos que durante los últimos 800 metros el terreno nos lo va a poner un poco más difícil. La inclinación es mayor y el sendero se difumina. Tras el último esfuerzo alcanzamos el Pico Veleta dispuestos a sentarnos un buen rato a disfrutar antes del descenso. Pensamos hacer noche en Sierra Nevada, así que no tenemos prisa. Quien haya estado en esta cumbre reconocerá que tan hipnótico es el pico cuando lo observas en la lejanía como las vistas que te brinda una vez que lo alcanzas. El Mulhacén vuelve a aparecerse ante nosotros.
Por un momento nos planteamos continuar, pero somos conscientes de que a pesar de lo cerca que parece estar, nos separan kilómetros. Además, queremos seguir con nuestra ruta por Andalucía, así que decidimos que tendrá que esperar a nuestra próxima visita. Nos volvemos a cargar la mochila y comenzamos el descenso disfrutando de unas nuevas vistas, una luz diferente y con la compañía del sonido de los cencerros de vacas y ovejas que pastan ajenos a nuestra presencia. Escuchamos al bajar que esta noche hay Perseidas… no se puede pedir más.
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