Existen micro aventuras que surgen de manera espontánea. Casi sin planificarlo la curiosidad te lleva a seguir un camino para ver qué hay al otro lado, y de repente encuentras un lugar mágico. Este es el significado perfecto de la vida en micro aventuras y las Salinas del Bufadero son la prueba.
- Dónde: Arucas, Gran Canaria.
- Duración: Tardarás solo unos minutos en llegar desde el aparcamiento, la duración dependerá del tiempo que te quedes en el lugar.
- Dificultad: Muy fácil, pero en días fuerte viento y oleaje conviene no acercarse al mar.
- Imprescindible: Gorra o sombrero y protección solar. Descargar artículo en PDF
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Nuestra micro aventura transcurre por la isla de Gran Canaria. A través de la carretera GC-2 que recorre el norte, vez cruzado el límite de Las Palmas y entrando en el municipio de Arucas encontrarás un enorme terraplén con algunos coches aparcados en la zona conocida como Punta del Caletón, popular para la pesca.
La curiosidad nos lleva a parar el coche para asomarnos e inspeccionar el lugar y, sorprendidos por la dura línea de rocas de la costa y lo que parecen unos charcos de baño al fondo, decidimos recorrer un pequeño sendero que desciende hacia nuestro objetivo.
Tan corto es este sendero que hacemos nuestro descubrimiento justo al rodear una parte de la pequeña loma que forma la base del terraplén: las Salinas del Bufadero se encuentran ocultas tras la montaña de tierra que nos sirve de aparcamiento a la vez de contención de la carretera. A menos de cinco minutos a pie se encuentra este lugar mágico que marca el límite entre lo nuevo y lo viejo, una línea muy delgada entre nuestro estilo de vida insaciable actual y otra forma antigua de vivir.
Un poco de historia sobre las Salinas del Bufadero
Las Salinas del Bufadero datan del siglo XVII y forman parte de un conjunto de seis salinas ubicadas en esta zona del litoral, siendo las que mejor se han conservado debido a su ubicación escondida y la morfología protectora del lugar (Fuente: Cabildo de Gran Canaria).
El comercio de la sal tuvo un gran peso en la economía de Canarias a partir del siglo XV, y aunque en la actualidad quedan muy pocas explotaciones salineras tras el abandono que gradualmente se inicia a finales del siglo XVII hacia nuevas actividades económicas con mayor demanda.
Algunas antiguas salinas todavía mantienen su actividad productiva (las más conocidas en Lanzarote, Fuerteventura, La Palma o las Salinas de Tenefé, que también visitamos en la misma isla Gran Canaria, pero no sin querer) o bien se conservan como centro de interpretación, como es el caso de esta reliquia escondida de nuestra historia.
Como dato interesante, esta salina debe su nombre a un bufadero cercano que nosotros no vimos este día, pero que sugiere ser motivo de regreso.
Ya estamos aquí… ¿y ahora que hacemos?
Nada más llegar a las Salinas del Bufadero es inevitable quedarse contemplando la escena un buen rato. Parece que hemos viajado siglos atrás y nos encontramos en un paisaje de otro tiempo (salvo por la montaña de construcción descontrolada que tenemos a nuestras espaldas, claro)
Pero si mantenemos la mirada hacia el mar, tan solo un cartel de información e interpretación del enclave nos advierte que nos encontramos en un lugar protegido. Todo lo demás sigue igual: el almacén, las formaciones de recolección e incluso la sal cristalizada, ahora con apariencia de otro planeta, permanecen en el paisaje.
La zona se encuentra acordonada, pero nada impide que podamos realizar fotos originales respetando el entorno en todo momento, quedarnos hipnotizados con las formas y los colores de la sal o caminar por los alrededores viendo cómo el mar golpea las rocas con fuerza y las moldea a su antojo.
Es inevitable quedarse para contemplar la unión de naturaleza e historia en el mismo lugar.
LUIS RODRIGUEZ
El Bufadero se encuentra a la izquierda de las salinas, para contemplarlo mejor el camino que está fuera de las cuerdas que delimitan las salinas. Junto al bufadero hay un charco que es el hervidero, con el aire de las olas que se cuela por las rocas volcánicas se ven las burbujas en el agua. El bufadero, sin ser peligroso, si hay que tener cuidado, con las cámaras, en días de oleaje fuerte por la cantidad de agua que llega con el aire.
Ale
Muchas gracias por tu comentario Luis, sin duda es un interesante valor añadido para complementar la visita a las salinas y un motivo para volver a disfrutar del lugar.
¡Un saludo y esperamos volver a verte pronto!