Esta vez nos encontramos en otra de las elevaciones montañosas más reconocibles de la isla de Tenerife. Su forma de meseta, única en toda la isla, la curiosidad de ver el mundo desde allí arriba, la naturaleza que encontraremos y la historia que guarda el lugar son los motivos que nos llevaron a subir el Roque del Conde.
- Duración: 4 horas ida y vuelta, con paradas largas.
- Dificultad: Media - Alta.
- Imprescindible: Agua, algo de comida, protección solar y gorra o sombrero, además de calzado de montaña / deportivo. Descargar artículo en PDF
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El Roque del Conde es el roque más grande de Canarias, situado en el Macizo de Adeje con una altitud de 1.001 metros sobre el nivel del mar (fuente: Wikipedia), dentro de la Reserva Natural Especial del «Barranco del Infierno»
También conocido con los nombres guanches de Ahiyo, Hío o «Roque de Ichasagua» en recuerdo del Mencey Ichasagua, quien lo utilizó como su lugar de resistencia tras la conquista de Tenerife, convirtiéndose en la fortaleza de Ahiyo. La población campesina mantuvo el nombre guanche de Roque de Hío hasta el siglo XIX, por lo que el sendero que nos lleva hasta la cima del Roque del Conde no solo está lleno de naturaleza, sino también de historia.
Una ruta llena de contrastes
La travesía hasta coronar el Roque del Conde es complicada, considerada de dificultad media. Aunque la distancia de este sendero es relativamente corta (3,7 kilómetros), el camino transcurre por el empedrado de la antigua vía agrícola que conectaba los diferentes cultivos, cuenta con grandes repechos y está desprovista de sombra, salvo en ciertos puntos en los que tendrás que aprovechar para descansar.
Pero pese a esta complejidad, la ruta está llena de atractivos de todo tipo.
Para comenzar nos dirigimos al barrio de Vento del municipio de Arona. Tras estacionar nuestro vehículo en la calle principal, la calle Vento, reconocerás la entrada del «Camino Real a Vento», donde comienza nuestro sendero SL-TF 218.
La ruta comienza entre subidas y bajadas que atraviesan el barranco de las Casas, el barranco del Ancón y el barranco del Rey, de gran profundidad. Justo en el fondo del barranco del Rey encontrarás sombra, el frescor de la vegetación y zonas de arena que marcan el paso del agua en invierno. Este lugar es perfecto para hacer una pequeña parada, ya que después te espera una fuerte subida que bordea el barranco.
Continuando con la ascensión, llegarás a las ruinas de unas antiguas casas agrícolas. La presencia de una gran era indica que el motivo de cultivo de la época fue el cereal, lugar también perfecto para hacer otro descanso.
A partir de aquí el camino se volverá más duro, más pendiente y expuesto al sol hasta llegar a la Degollada de La Centinela, un punto intermedio abierto donde disfrutarás de increíbles vistas del sur de Tenerife.
Para seguir ascendiendo, el camino se estrechará junto a la montaña y se hará cada vez más pendiente antes de hacer cima.
El Roque del Conde es la impresionante cima del sur de Tenerife
Después de algunos puntos difíciles para continuar la ascensión llegarás a la cima del Roque del Conde. Te encontrarás con una meseta llana que parece haber sido también cultivada en el pasado, posiblemente aprovechando la acumulación frecuente de nubes en esta altura.
Una vez arriba disfrutarás de unas vistas únicas: el Roque de Imoque y las laderas de Vilaflor al norte, o toda la línea de costa desde el sur hasta el oeste.
Si permaneces el tiempo suficiente podrás hacerte una idea de la magnitud del sitio para los antiguos habitantes de la isla y su forma de vida. El propio Mencey Ichasagua o las sucesivas generaciones de agricultores que habitaron la zona hasta el siglo pasado, que subían y bajaban cada día por esta ruta.
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