Ascendemos a la cima de uno de tantos roques que pueblan el sur de la isla de Tenerife, el Roque de Chijafe, en busca de vistas panorámicas sobre este paraje. Una colección casi infinita de llanuras y montañas.
- Dónde: Arona, Tenerife.
- Duración: Alrededor de 30 minutos.
- Dificultad: Media. El sendero no está bien trazado en algunos tramos. Hay piedras sueltas y es en ascenso.
- Imprescindible: Calzado apropiado y, aunque el trayecto es corto, algo de agua. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Subiendo otra montaña
Nos encontramos en el municipio de Arona, en el sur de la isla de Tenerife. Estamos dispuestos, una vez más, a subir una montaña. En esta ocasión nuestro objetivo es la cima del Roque de Chijafe.
Este roque es uno de los muchos que atesora la vertiente sur de la isla. No es desde luego ni el más alto ni el de más bella estampa, y sin embargo es el que en esta ocasión ha llamado nuestra atención. Quizás por lo accesible que se encuentra, característica que lo hace propicio para una pequeña microAventura, quizás por lo céntrico de su ubicación en medio del valle.
Rodeado de otros roques de mayor fama, como el Roque del Conde, el de Imoque o el de Vento, el Roque de Chijafe se eleva entre ellos tímidamente, apenas 380 metros sobre el nivel del mar. Nuestro recorrido desde su base solo requiere salvar 60 metros de desnivel. Es en definitiva una pequeña loma que dista apenas seiscientos metros desde la carretera.
Llegamos al punto de partida y comenzamos el ascenso. Lo hacemos sobre un camino que aparenta poco transitado, y que en ocasiones se separa incomprensiblemente en múltiples alternativas, o se pierde entre la vegetación. A pesar de ello, el objetivo final, la cima, está prácticamente siempre a la vista, y ello facilita encontrar de nuevo el sendero, que asciende sin apenas desvíos de relevancia.
Rodeados por la vegetación propia de la zona, el cardonal-tabaibal, poco a poco vamos ganando altura. Avanzado un trecho miramos hacia atrás, y empezamos a descubrir la espectacularidad del paisaje que nos rodea. El pico del Teide apenas sobresale unos milímetros de entre las montañas que rodean las Cañadas. Más cerca, el Roque de Vento luce solitario, sin nadie que le haga sombra alrededor. Hacia el oeste, el imponente Roque del Conde, con su achatada planicie en la cima, y el vecino Roque de Imoque forman una pareja singular.
Continuamos el ascenso. Atravesamos pequeñas ramas que invaden el camino y esquivamos tramos de piedras sueltas, para evitar un inoportuno resbalón, y en nada llegamos a la antecima. Un afloramiento rocoso en el que nos detenemos brevemente para disfrutar de las vistas. Descubrimos aquí, algunos grabados prehispánicos sobre el basalto, prueba de que estamos en una zona frecuentada en el pasado por los antiguos pobladores de la isla.
Desde este promontorio reparamos también por primera vez en las vistas hacie el este y la costa. Una panorámica en la que destaca, por un lado el Roque de Jama cuyo perfil, tan característico visto desde la carretera, luce muy diferente desde aquí. Por otro el cercano Roque de Igara, con sus dos grandes diques cayendo por su ladera norte.
Continuamos avanzando y llegamos a la cima, desde la que tenemos la sensación de estar en un lugar mucho más alto. Dirigimos ahora nuestra mirada hacia el suroeste. La montaña de Guaza y el puerto de los Cristianos se divisan claramente, al igual que es posible discernir los volcanes que, a lo lejos, hacen de puerta de entrada al Malpaís de la Rasca.
Disfrutamos unos instantes de nuestra breve estancia en la cima, hacemos algunas fotografías y nos disponemos a regresar. Es verano y aunque está ya avanzada la tarde, el calor, que todavía aprieta, nos invita a retornar, deshaciendo el camino en busca de sombra.
Un concurrido paraje aborigen
El Roque de Chijafe se encuentra en una zona de la isla rica en yacimientos arqueológicos. Tal es así que es frecuente encontrar, diseminados por todo el valle, gran cantidad de grabados aborígenes de diversa factura. Generalmente localizados sobre alforamientos rocosos de no muy difícil acceso, que ofrecen vistas libres de obstáculos sobre los alrededores. Lugares probablemente empleados en tiempos pasados para apostarse a vigilar tanto al ganado como a potenciales enemigos.
El entorno del Roque de Chijafe no es una excepción y, si observas con detenimiento, serás capaz de encontrar algunos de estos tesoros, aún hoy indescifrables, que los antiguos habitantes de las islas dejaron grabados en la roca.
Si topas con ellos admira, observa, deja volar tu imaginación, toma cuantas fotografías te apetezca, pero sobre todo, sé respetuoso con este fabuloso legado y contribuye a conservarlo manteniéndolo intacto, tal y como está.
Cómo llegar
El Roque de Chijafe se encuentra al sur de la localidad de La Camella, en el municipio de Arona. El punto de partida de la ruta es una calle en el extremo sur del barrio. El recorrido a pie es corto y el desnivel a salvar también es poco, aunque el estado del sendero no es el más idóneo, por lo que es recomendable que te descarges la ruta GPX para no perderte.
Otras microAventuras cercanas
En Lainakai no nos cansamos de explorar esta zona de la isla. Si tienes interés en visitar otros lugares cercanos, además de los roques ya mencionados puedes darte un salto a conocer otros lugares, como la Montaña de Guaza o el Morro Grueso.
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