El Roque de Ayesa es una pequeña elevación rocosa escondida en la cordillera dorsal de Tenerife. A penas sobresale del pinar a 2.033 metros de altitud para ofrecernos una visión panorámica de 360 grados sobre toda la isla, motivación más que suficiente para ponernos en marcha hacia esta vista privilegiada.
- Dónde: Tenerife, Canarias.
- Dificultad: Fácil. La ruta tiene 150 metros de desnivel en tres kilómetros que transcurren entre pinar, siempre paralelos a la carretera.
- Imprescindible: Agua y algo de comida. Protección solar, gorra o sombrero y chubasquero incluso en verano, debido al establecimiento de las nubes en esta zona, así como ropa de abrigo en invierno. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Nos encontramos en el popular Mirador de Chipeque, punto de partida de una corta ruta que nos llevará hasta el Roque de Ayesa recorriendo algo menos de tres kilómetros de distancia. Desde aquí tenemos una vista muy clara del Teide sobre el mar de nubes y comprobamos con alegría la rápida recuperación lograda por el pinar tras el fatal incendio de Arafo – Candelaria, mostrando el avance de la naturaleza que en menos de un año se impone en esta cara norte de la isla.
Nos ponemos en marcha por un camino algo confuso en sus metros iniciales, pero con la confianza y la seguridad de nuestro GPS muy pronto llegaremos a la pista forestal que nos guiará con claridad en el primer sector del recorrido. Por aquí llegaremos hasta la carretera de La Esperanza (TF-28), que seguiremos unos pocos metros hasta encontrar una pequeña entrada a la derecha que vuelve a adentrarse en el pinar para continuar nuestro camino, de nuevo por el monte, pasando de la cara norte a la vertiente sur de la cordillera dorsal de Tenerife.
En este segundo sector de la ruta observamos que la recuperación del pino canario es algo más lenta, puesto que nos encontramos ahora en la vertiente sur de la isla. Sin embargo, los nuevos brotes verdes sobre la corteza negra ponen de manifiesto que la naturaleza, aquí también, se abre paso tras el incendio.
La isla de Tenerife desde el Roque de Ayesa
Ascendemos unos metros de bosque y pronto encontramos un claro entre los árboles, superados por una elevación rocosa inconfundible que nos indica la llegada a nuestro objetivo: el Roque de Ayesa. Subimos hasta su punto más alto, a 2.033 metros de altitud sobre el nivel del mar, donde recibimos el premio de unas vistas panorámicas inmejorables de toda la isla.
A nuestros pies se encuentra el mar de nubes que nos oculta el valle de Arafo y Güímar, mientras que la presencia de calima nos impide ver la isla vecina de Gran Canaria. Por otro lado, una clara vista de la cordillera dorsal de Tenerife, por la que hemos venido ascendiendo gradualmente. Siguiendo su perfil con la mirada vemos otras cimas ya conocidas de las montañas de la Negrita, Igueque e Izaña, dominadas por el inconfundible Teide coronando el paisaje.
Esta visión tan clara y directa nos sugiere la idea evidente de prolongar la ruta para conocer la Montaña de Ayosa y hacer una nueva visita a la Ventana de Igueque. Sin embargo, los caminos a partir de aquí no se encuentran aún reconocibles ni restaurados tras el paso del fuego, de modo que regresaremos al punto inicial tanto por seguridad como por respeto a la vegetación que se encuentra en pleno renacimiento.
Abandonando la idea anterior, nos esperan otros tres kilómetros de bajada que disfrutaremos igual, dejando pendiente la ampliación de esta ruta para otro momento, cuando la recuperación de la zona esté más avanzada. Así tendremos una excusa para regresar al Roque de Ayesa en el futuro.
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