El Roque Blanco (también señalizado como Risco Blanco) es un prominente pico de montaña que sobresale del paisaje entre profundos barrancos que discurren por el macizo de Teno. Atraídos por su imagen dominante del entorno y esa fuerza irracional que nos empuja a subir montañas, nos dirigimos a su encuentro para disfrutar de una de las últimas fronteras sin habitar de la isla de Tenerife.
- Duración: Algo menos de 3 horas.
- Dificultad: Fácil. El camino transcurre por senderos marcados y fáciles de identificar, aunque es necesario prestar atención en algunos puntos del recorrido.
- Imprescindible: Agua y algo de comida. Calzado de montaña, gorra o sombrero y protección solar. Los bastones ayuda en el paso por zonas de barranco y el chubasquero puede ser útil fuera de la temporada de verano. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Roque Blanco es uno de los ejemplares más característicos del conjunto de diques, pitones y roques que forman el macizo de Teno. En este caso, se trata de un gran montículo de lava que sitúa su cima a 940 metros de altitud sobre el nivel del mar, convirtiendo a Roque Blanco en una representación perfecta de las estructuras volcánicas catalogadas con el nombre de domo.
Un domo de lava es un montículo aproximadamente circular que se origina en una erupción lenta de lava viscosa de un volcán. En este caso, la viscosidad o adherencia no permite que el magma fluya demasiado lejos de su chimenea, sino que se acumula en torno a ella antes de solidificarse dando lugar a una característica forma de cúpula.
Gracias a la imposibilidad de la vegetación dominante en la zona por conquistar su cima, el domo de Roque Blanco permanece perfectamente reconocible en el paisaje desde hace millones de años, convirtiendo el camino en una microaventura perfecta para la contemplación de la naturaleza y la fotografía, así como el estudio de la geología y la historia de la isla como veremos más adelante.
El impresionante camino a Roque Blanco
El sendero que conduce a Roque Blanco parte desde la población de Tamaimo del municipio de Santiago del Teide, uno de los límites poblacionales de la isla antes de adentrarnos en territorio deshabitado. En esta zona nos encontramos a las puertas del Parque Natural de Teno, por lo que en seguida advertiremos las escarpadas montañas y los profundos barrancos que nos esperan.
Desde la calle Guama de Tamaimo, tomaremos el sendero PR-TF 65 Santiago del Teide – Puerto Santiago en sentido ascendente, siguiendo el curso de antiguos canales de agua. Rodeados por una gran población de verodes, que en esta época del año se encuentran en plena floración, en algo menos de un kilómetro llegaremos a la intersección con el sendero PR-TF 65.3 El Molledo. Aprovecharemos la sombra de un pequeño pinar aislado antes de comenzar la suave ascensión.
Por suerte, el día está nublado y nos encontramos protegidos del fuerte calor que frecuenta esta parte de la isla (una visita a esta misma zona durante el pasado verano inspiró la publicación de elementos de protección solar para microaventuras de montaña). En poco tiempo y sin demasiado esfuerzo nos situamos en la conocida como Degollada del Roque, sobre el profundo barranco de Los Díaz, donde nos esperan unas impresionantes vistas al Roque Blanco frente a la enorme pared que nos deja al borde el abismo.
Seguiremos ascendiendo por el mismo sendero. Las inscripciones guanches, difíciles de encontrar y que guardaremos en secreto, nos cuentan el pasado aborigen del lugar, escogido estratégicamente por la excelente vista sobre el valle. Pronto tomaremos otro desvío por el sendero PR-TF 65.1 Roque Blanco, que transcurre sobre el borde que rodea el barranco hasta llegar a los pies del domo.
Una vez en nuestro destino, la proximidad del imponente roque coronando los acantilados que can a su alrededor nos sitúa una gran altura, desde la que podemos divisar el curso de los barrancos hasta el mar, restos de antiguas construcciones agrícolas y viejos caminos, hoy solo transitados por cabras salvajes, que se adentran en la complejidad del macizo de Teno.
Aquí finaliza el sendero homologado por que el que vinimos. Aunque se intuye una vereda que intenta subir a la cima del Roque Blanco, pronto se pierde entre grandes rocas y advertimos que será necesario trepar para llegar hasta arriba.
No está dentro de nuestros planes transitar fuera de los senderos homologados, ni se dan las condiciones para realizar hacerlo con seguridad, puesto que está a punto de llover y debemos tener en cuenta el tiempo de regreso desandando todo el camino. Sin embargo, la contemplación del paisaje que se abre ante nosotros desde la base del domo es más que suficiente para saciar nuestra necesidad de montaña.
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