Hvítserkur es un farallón basáltico con forma de rinoceronte (o dragón, según otras fuentes) ubicado en la costa norte de Islandia. La erosión del mar ha querido que este enorme roque tome esta apariencia tan característica y fotogénica, que se convierte en uno de los objetivos imprescindibles de nuestro viaje.
- Dónde: Norte de Islandia.
- Dificultad: Fácil. La mayor dificultad está en el largo recorrido por carretera de tierra.
- Imprescindible: Agua y algo de comida, contando con el carácter aislado del lugar. En las inmediaciones hay un pequeño alojamiento con cafetería, pero puede estar cerrado. Descargar artículo en PDF
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Ir a Hvítserkur no es tarea sencilla. Llegamos hasta allí después de visitar el Artic Henge, en los límites del círculo polar ártico, además de pasar la noche en Húsavik y hacer una parada en Akureyri, la capital del norte de Islandia. Terminando el cuarto norte de nuestra vuelta completa a la enorme isla debemos desviarnos de la vía principal del país, la conocida como ring road, para adentrarnos por una carretera de tierra, que tras las lluvias recientes es de barro, y conducir directamente hasta una solitaria zona de aparcamiento sin señalizar.
La carretera termina en el borde de un acantilado desde el que se divisa el roque. Aquí la imagen recuerda otro farallón conocido por nosotros en la isla de Gran Canaria, donde nuevamente sorprenden las similitudes entre Canarias e Islandia como islas volcánicas del océano Atlántico.
Es recomendable descender a la línea de costa por la vertiente oriental para contemplar a los leones marinos, que descansan en la playa de la orilla contraria del pequeño fiordo que se abre a este lado del acantilado (nosotros encontramos esta senda por casualidad, sin pensarlo previamente).
Caminando a los pies del rinoceronte de Hvítserkur
Llegamos a los pies de Hvítserkur con la marea baja. Casi se puede pasar por debajo de los dos grandes arcos de piedra que dan forma a las grandes columnas de basalto que hacen de patas del animal imaginario. El esfuerzo ha merecido la pena y el momento de silencio ante la formidable obra de la naturaleza permite dedicar un buen rato al pensamiento. De hecho, aquí se crea una fuerte conexión entre Islandia y el autor que escribe esta entrada, pero ese tema debería tratarse en otra publicación.
De vuelta al aparcamiento por la vertiente norte del acantilado descubrimos que este es el camino habitual de subida y bajada. Hemos tenido suerte improvisando por el lado contrario, encontrando una vista única del paisaje que no esperábamos junto a los aparentemente amigables leones marinos que descansan en la zona (otro punto más en común con Canarias, si tenemos en cuenta la desafortunada historia de esta especie en la conocida como isla de Lobos de nuestro archipiélago).
Más microaventuras de los canarios viajeros en Islandia
Nuestros viajes a Islandia están llenos de lugares que se ganan con creces la categoría de microaventura, teniendo en cuenta el hecho de llegar hasta lugares remotos y aislados de la naturaleza, luchando contra las distancias, el cansancio y la meteorología.Buscar similitudes con nuestras islas atlánticas forma parte del juego, como es el caso de este farallón de Hvítserkur, así como el de la playa negra de Vík. También tenemos la motivación de conocer otra parte del mundo, completamente diferente y salvaje, como es el caso de las cascadas de Skógafoss o Dettifoss, el glaciar Vatnajokull o la contemplación de la aurora boreal, siempre y cuando recuerdes que este fenómeno también se ha podio observar desde Canarias en momentos excepcionales.
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