El Refugio de Chasogo o «Casa de Chasogo» es una casa forestal construida bajo la Montaña de Chasogo, que le da su nombre, dentro de la demarcación del Parque Nacional del Teide.
- Dónde: Las Cañadas del Teide
- Duración: 3 horas
- Dificultad: Media, teniendo en cuenta la pendiente y el desnivel.
- Imprescindible: Agua y algo de comida, gorra y protección solar en verano. Descargar artículo en PDF
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Una ruta entre coladas y pinar, pasando por el Refugio de Chasogo
El punto de partida de esta ruta es el conocido mirador de las Narices del Teide. Desde aquí cruzaremos la carretera para iniciar la marcha por el sendero PR-TF 70.3, en un primer tramo coincidente con el sendero número 18: Chavao. Muy pronto nos encontraremos con el primer desvío y lo tomaremos hacia la izquierda, en la dirección que nos indica el sendero PR-TF 70.3, Refugio de Chasogo, que nos llevará directos y sin pérdida.
El trayecto se encuentra perfectamente señalizado y recorre un interesante contraste de paisajes. Comenzaremos por un agresivo terreno volcánico sobre antiguas coladas para ir dando paso al pinar en sentido descendente, adentrándonos en la corona forestal de la isla mientras la pendiente se va haciendo cada vez más pronunciada y disfrutamos de las vistas hacia el mar, con la isla de La Gomera en el horizonte.
Al finalizar el descenso llegaremos a una intersección con una antigua pista forestal abandonada por la que continúa el sendero, bordeando la Montaña de Chasogo hasta llegar al refugio.
Podemos observar que, en la actualidad, el uso del Refugio de Chasogo es esporádico, posiblemente reservado para situaciones de emergencia. Se nota la actualización de la construcción, con elementos modernos como placas solares, suministro de agua, helipuerto y manga de viento, todo en perfecto estado de conservación.
La forma habitual de regresar al punto de partida es retomando el mismo camino, esta vez en sentido contrario y ascendente. Sin embargo, la fuerte pendiente y el excesivo calor sugiere tomar una alternativa más larga, pero mucho menos exigente. Para ello continuaremos avanzando por la pista forestal en el tramo que une el refugio con la carretera TF-38, para ya desde aquí ascender por asfalto hasta el mirador de las Narices del Teide, disfrutando de la compañía permanente del volcán Pico Viejo.
La gran contradicción
No deja de ser contradictorio que nos encontremos con el lugar cerrado a cal y canto, sin ningún tipo de información sobre su uso. Conscientes de que no se trata de un refugio de montaña, sorprende que la propia construcción se encuentre tan mal aprovechada, desprovista de protección como un pequeño porche o tejado exterior que permita el cobijo frente a los elementos, así como el acceso al agua se encuentra completamente bloqueado, imposibilitando su utilización. Aquí, un simple techo que proteja del sol y la lluvia, o que pueda ser utilizado como pequeño «refugio» ante cualquier eventualidad o imprevisto, puede ser de gran ayuda para los caminantes.
Siendo esta contradicción más habitual de lo que nos gustaría en la isla de Tenerife, nos asaltan los inevitables agravios comparativos con respecto a la cultura de montaña de otras regiones, donde por lo general los refugios se mantienen abiertos sin apenas necesidad de gestión, más allá de la buena convivencia de los propios montañeros. O en caso contrario, tratándose de «refugios» destinados a otros usos como casas forestales o cuartos de herramientas, suelen encontrarse provistos de un pequeño tejado anexo en el que es posible resguardarse del sol y de la lluvia, pernoctar sin molestar durante una travesía larga e incluso abastecerse de agua, haciendo que estos entornos naturales sean más amigables y seguros.
Llegados a este punto, no nos queda otro remedio que abandonar la reflexión para hacer un pequeño descanso bajo la sombra del pinar antes de emprender nuestro regreso al lugar de partida.
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