Partimos hoy en busca de blancos arenales, playas vírgenes y calas secretas. Nuestro destino es un rincón salvaje en la costa oeste de Gran Canaria. Punta de Góngora y la Playa de la Virgen.
- Dónde: Artenara.
- Duración: Una 3 horas de trayecto a pie a paso ligero (1 bajar y 2 subir), más el tiempo que estés visitando los alrededores.
- Dificultad: Media. El terreno es irregular y el desnivel a salvar es importante.
- Imprescindible: Agua, protección solar, frontal o linterna por si te alcanza la noche. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Arenas Blancas del oeste
La costa oeste de la isla de Gran Canaria es, por menos accesible, también menos explorada. El viento arrecia con fuerza gran parte del año y la intrincada orografía de esta vertiente de la isla dificulta el tránsito y el acceso.
Esto ha propiciado sin embargo que una parte del territorio se haya mantenido hasta cierto punto virgen. Tan solo visitada en tiempos pasados por los escasos habitantes de la zona, y en la actualidad por algún que otro excursionista con ansias de descubrimientos.
Nosotros pertenecemos a este último grupo, pues hemos oído hablar de la playa de la Virgen y nos hemos propuesto visitarla.
Un trayecto de vértigo
Partimos desde el antiguo mirador del Andén Verde, un lugar otrora muy frecuentado y que en la actualidad aparenta salido de una película posapocalíptica. Desde aquí contemplamos el magnífico escenario que nos rodea. El puerto de Agaete y el Roque Faneque a nuestra derecha, la isla de Tenerife se intuye enfrente, a nuestra izquierda la costa de la Aldea y justo a nuestros pies el que es hoy nuestro destino, el caletón de Punta de Góngora.
Iniciamos un descenso de unos 3,5 km que transita primero por un camino empedrado y posteriormente por una senda más bien estrecha. El tramo inicial es de gran desnivel, y recorre la ladera de la montaña haciendo eses hasta cruzar un pequeño Barranquillo.
El camino, salvo por la pendiente, no es excesivamente complicado, pero no es esta desde luego una caminata de las fáciles. El firme, a poco que se avanza, es un auténtico pedregal, hay algún paso ligeramente expuesto y en algún punto es fácil perderse. Te recomendamos que te descargues el track de la ruta.
El escenario de cardones y tabaiba que nos acompaña durante largo rato termina tornándose en un inesperado arenal. Nuestros pasos sobre esta suerte de playa elevada nos acercan sin duda al mar, pues ya podemos oír el incesante batir de las olas contra la roca.
Unos cientos de metros después nos encontramos con la primera de las joyas que atesora este rincón de Gran Canaria. Un conjunto de dunas fósiles en las que el viento y el mar han esculpido todo un museo de formas caprichosas. Un paisaje que nos recuerda mucho al encontrado en la Playa de Garcey en la isla de Fuerteventura.
Tras recorrer los últimos metros, ya casi en la orilla, descendemos por las rocas a una zona de charcos, desde donde se intuye ya la presencia de la cercana playa, pues hay algún que otro resto de actividad humana por la zona, que atribuimos a pescadores del lugar.
La playa de la Virgen
Unos metros en dirección norte se aparece ante nosotros la playa. Una fabulosa ensenada de arena que se nos muestra en todo su esplendor gracias a la marea baja de que disfrutamos a nuestra llegada.
La única señal de vida en tan remoto lugar la dan un par de gaviotas, que vigilan sobre una gran roca, quizás reposando un suculento banquete de sardinas.
Paseamos un rato por la playa, dejándonos empapar de ese aire «ensalitrado» tan característico de estos lugares de nuestras costas canarias, y que tanta vida insufla al que lo respira. Oteamos el horizonte. Contemplamos el mar, las montañas. El lugar es tan salvaje que hace que nos sintamos mal por el simple hecho de dejar nuestras huellas en la arena, corrompiendo su pureza, estropeando tan bello regalo visual.
La marea empezará a subir en poco tiempo y tenemos que emprender el camino de vuelta. Sin embargo, conocedores de la existencia de otra cala cercana, alargamos unos minutos nuestra estancia.
Una cala secreta
Tras recorrer la Playa de la Virgen en toda su longitud, nos dedicamos a observar el contorno de la costa. Intuimos entonces la presencia de otro brazo de mar que se adentra. Una más de las infinitas veces en que Atlántico y lava se entrelazan. Y guiados por esa intuición avanzamos sobre las rocas, no sin incurrir en cierto riesgo de caída.
Es entonces cuando se descubre ante nosotros el último de los secretos que la Punta de Góngora nos tenía reservados. Una pequeña cala de arena en medio de la lava, accesible solo en días como hoy, de importantes bajamares, y que bien podría haber sido en el pasado refugio de piratas o contrabandistas.
Hemos de decir que la estampa nos la estropea un gran trozo de plástico varado en la arena, posiblemente traído por la marea. Un triste recuerdo de que, a pesar de lo apartado de este lugar, la presencia humana es casi siempre inevitable.
Aún así, la microAventura ha valido la pena y, con la satisfacción del deber cumplido iniciamos el tortuoso camino de regreso, pues hemos de salvar, esta vez en ascenso, el relevante desnivel que nos separa de nuestro punto de partida.
Cómo llegar
El sendero que baja hasta Punta de Góngora parte desde el Andén Verde, justo en donde termina, por estar cortada, la carretera GC-200, en el municipio de Artenara. Hay un pequeño espacio para aparcar dos o tres coches, que suele estar disponible.
El trayecto es de unos 7 km ida y vuelta, y la principal dificultad estriba en el desnivel a salvar (unos 550 m), el tipo de terreno, con mucha piedra en algunos tramos y la total inexistencia de señalización.
Ten en cuenta que el mayor esfuerzo habrás de realizarlo a la vuelta. Si pretendes visitar la Playa de la Virgen ve bien provisto de agua y protección solar y considera llevar un frontal o linterna si partes en horas de la tarde, pues es posible que te coja la noche.
Por último asegúrate de comprobar cuando se da la bajamar, pues este es un lugar para visitar preferentemente con marea baja.
Otras microAventuras cercanas
Si te gusta este paisaje y su entorno debes saber que tiene a tu disposición otras microAventuras cercanas, como la de la Playa de Guayedra, el Mirador de El Balcón o el Roque del Farallón entre otras.
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