Es frecuente que algunos de los desolados paisajes volcánicos de nuestras islas nos recuerden a escenarios extraterrestres. Uno de los más pintorescos que podemos visitar es el Paisaje Lunar, objetivo de nuestra microAventura de hoy.
- Dónde: Vilaflor.
- Duración: 6 horas aproximadamente.
- Dificultad: Moderada. El camino es sencillo pero relativamente largo.
- Imprescindible: Calzado adecuado. Descargar artículo en PDF
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Una microAventura de otro planeta
Si eres seguidor de nuestras andanzas habrás descubierto ya que frecuentamos con asiduidad el Parque Nacional del Teide. Una de las múltiples razones que nos animan a hacerlo es que por un momento nos hace sentirnos habitantes de otro planeta. En un entorno así, el árido paisaje, sin apenas vegetación, hace que sea fácil imaginarse a uno mismo embutido en un traje espacial, dando saltos en gravedad cero. Marte, la Luna, y el resto de astros son todavía objetivos lejanos, sin embargo aún quedan oportunidades de seguir soñando despiertos. Visitar el Paisaje Lunar es una de ellas.
Se conoce popularmente por este nombre a una pequeña zona próxima a Vilaflor en la que se localizan unas singulares estructuras geológicas esculpidas en piedra pómez. Desconocemos si en la Luna existen hitos similares, pero no cabe duda que éstos son lo suficientemente bellos como para justificar una visita.
Las formaciones han sido originadas a lo largo de los años por la erosión de mantos de piedra pómez procedentes del antiguo volcán Las Cañadas. Esta mezcla de sedimentos, ceniza y lava, fruto de diferentes procesos eruptivos, da lugar a capas más o menos resistentes de roca, que el paso de los siglos a esculpido de forma singular.
Conocidas en otros lugares como “chimeneas de hadas” o “señoritas con tocado” son frecuentes en lugares donde, como aquí, rocas débiles son cubiertas por capas de material más duro que evitan su erosión.
Cómo llegar al Paisaje Lunar
Llegar al Paisaje Lunar, cuyo nombre oficial es “Los Escurriales” requiere caminar un buen trecho. Existen dos puntos de partida habituales: uno de ellos el propio pueblo de Vilaflor. El segundo, el que nosotros hemos tomado, es la pista que lleva al campamento de Madre del Agua, en el entorno del km 66 de la carretera TF-21.
En función de las ganas que tengas de caminar, puedes dejar tu coche en el apartamiento de “Pino Gordo” (o en algún apartadero que hay dos curvas más arriba) o por el contrario adentrarte en la propia pista y acortar camino hasta el comienzo mismo del sendero.
Nosotros realizamos la caminata desde la carretera, haciendo un recorrido total de unos 19 km.
Los primeros kilómetros son por la propia pista. Trayecto cómodo y sin mayor dificultad que transcurre entre vistas tanto a la cima de la isla como a la parte baja.
El Paisaje Lunar forma parte del Parque Natural de la Corona Forestal, lo que significa que en algún momento tendremos que ganar altitud. Tras recorrer un trecho del camino, nos encontramos un desvío a la izquierda que indica la subida hacia nuestro destino.
A partir de aquí el trayecto transcurre principalmente en subida, con algunas zonas llanas y un último tramo en descenso. Por el camino encontraremos algún aperitivo de lo que nos espera, una relativamente amplia zona descubierta de piedra pómez, parada obligada para una fotografía, y aliciente para continuar.
Tras unas 3 horas de trayecto llegamos a nuestro destino, donde aprovechamos para hacer fotografías, descansar y tomar un merecido tentempié.
En nuestro caso el recorrido de vuelta lo hicimos por un sendero diferente. Un camino que desciende en paralelo al anterior para conectar a la pista, desde donde volvimos al punto de partida.
En total unas 6 horas de caminata. Ten en cuenta que si accedes en coche hasta la cabecera del sendero, los kilómetros a recorrer serán bastante menos, en torno a los 7,5 km.
El entorno y su conservación
En cuanto a nuestra impresiones sobre el lugar tenemos que decir que no nos defraudó en absoluto. Sí es verdad que imaginábamos que sería algo mayor en extensión, pues se trata de un área relativamente pequeña en una de las laderas del barranco. Existen dos miradores que permiten admirar las formaciones geológicas desde la distancia, y también es posible acercarse hasta ellas sin mayor dificultad.
Hemos de decir aquí que nos ha sorprendido la facilidad con que se erosiona la piedra pómez. Tras deambular unos minutos por el lugar, fuimos conscientes rápidamente de la fragilidad del lugar. En el rato que estuvimos por allí fueron varios los grupos de excursionistas que se acercaron, algunos de ellos con la intención de “encaramarse” todo lo posible al lugar para sacarse el mejor “selfie”. En varias zonas del camino descubrimos igualmente inscripciones grabadas en piedra por algún indeseable, lo cual nos hace de nuevo reflexionar sobre cómo han de protegerse estos lugares.
Por suerte, el Paisaje Lunar es lo suficientemente remoto como para estar a salvo de masificaciones, no obstante, no nos extrañaría que se tomara, con razón, alguna medida restrictiva para preservarlo en el futuro.
Ya sabes, si te decides a visitarlo intenta por todos los medios ¡no dejar huella!.
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