El mirador del Lomo Custodio cumple a la perfección con la idea de microaventura de Alastair Humphreys que nos inspira. El concepto consiste en salir fuera, distraerse y escapar de la rutina a través de aventuras en miniatura, cortas, sencillas y cerca de casa. Así que aquí estamos en una de ellas, inmersos en la frondosidad del bosque, pero a muy pocos kilómetros de la ciudad.
- Dónde: Monte de Candelaria, Tenerife
- Duración: 1 hora
- Dificultad: Muy fácil
- Imprescindible: Protección solar, gorra o sombrero y chubasquero impermeable Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Una pequeña ruta a través del pinar
Para llegar al mirador del Lomo Custodio deberemos caminar un trayecto muy corto de sendero a través del pinar.
Para ello partiremos desde la torre de incendios de El Gaitero, accesible desde el desvío de la carretera de La Esperanza (TF-24) a la altura aproximada del kilómetro 22. Una vez estacionados, donde finaliza el asfalto continuaremos por la pista forestal a pie durante aproximadamente un kilómetro, hasta encontrarnos con una cadena que impide el paso a los vehículos, continuando a penas 700 metros más por el camino que se irá estrechando hasta concluir en el mismo mirador, al borde del acantilado.
Por el camino atravesaremos el frondoso bosque de pino que caracteriza a esta zona de la corona forestal de Tenerife, en un terreno blando y confortable, bien provisto de sombra y humedad en términos generales gracias a las nubes que se acumulan en la zona, por lo que nuestro pequeño recorrido pasa por tramos de sol y niebla, interesantes agrupaciones de musgo y líquenes, así como algunas formaciones rocosas que invitan a hacer varias paradas fotográficas.
El mirador del Lomo Custodio, balcón desde el alto Candelaria
Aunque su acceso natural se realiza desde la conocida carretera de La Esperanza (TF-24), el mirador del Lomo Custodio pertenece al municipio de Candelaria y se asoma como balcón a gran altura desde donde divisamos toda su población, así como las pertenecientes a los municipios de El Rosario, Arafo y Güímar, e incluso La Laguna y Santa Cruz de Tenerife en la lejanía.
Desde aquí, hacia el este recorremos con nuestra visión toda la ladera la montaña, en la que el bosque da paso a las agrupaciones de diminutas casas hasta llegar a la línea de costa con la isla de Gran Canaria en el horizonte. Hacia el noreste, el denso pinar de la parte alta de La Esperanza. Y hacia el suroeste nuestra vista favorita para contemplar la formidable corona forestal atravesada por la cordillera dorsal de Tenerife y el volcán Teide coronando el paisaje entre el movimiento de las nubes.
Aunque nos encontramos en lo que queda del mirador, desprovisto de las que fueran sus antiguas barandillas, intuidas por los restos de mástiles desperdigados por el lugar, con la suficiente precaución y sentido común disfrutamos del lugar, de sus inigualables vistas y del recorrido.
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