Nuestro destino de hoy es un pequeño caserío colgado en la ladera de un barranco, en medio de un entorno natural incomparable. Agua, pinar y niebla nos reciben en esta visita a Los Chejelipes, en la isla de La Gomera.
- Dónde: San Sebastián de la Gomera
- Duración: 20-25 minutos en coche desde la capital.
- Dificultad: Baja. Pequeño paseo a pie por las inmediaciones del embalse.
- Imprescindible: Calzado adecuado. La zona es húmeda y puede haber barro en la pista. Descargar artículo en PDF
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Una grata sorpresa
Es justo decir que llegamos a Los Chejelipes por casualidad. No estaba este enclave en nuestro itinerario cuando visitamos la isla colombina. Teníamos en mente lugares a priori más interesantes para nuestros lectores, ya sea por su fama, como el ilustrísimo Roque de Agando o por su singularidad como las tierras rojas de la montaña del Cepo. Pero el destino es caprichoso y, por suerte para nosotros, nos acabó dirigiendo poco a poco hacia este hermoso rincón de La Gomera.
Habíamos estado documentándonos sobre la isla, buscando esas historias que tanto nos gustan en Lainakai, y que tienen que ver con relatos de sucesos singulares o escenas del pasado aborigen. Es así como llega hasta nosotros la noticia de la existencia de una cueva ¡Otra más! ¿Cuántas no hemos visitado ya? Es un yacimiento aborigen ubicado en las inmediaciones del barranco de Las Lajas, pero no sabemos exactamente dónde.
Tratamos de intuir su localización a través de algunas fotografías que hemos encontrado. Visitamos varios miradores naturales desde los que oteamos el paisaje en vano, en busca de alguna pista. Terminamos por decidir acercarnos hasta aquí. Es el poblado que creemos más cercano a la localización del yacimiento, y tenemos la esperanza de encontrar senda que nos lleve a él.
Hoy no estamos de suerte. No hay rastro de la cueva. Tampoco lo hay de los pobladores de la isla. Ni de los antiguos ni de los actuales. El pueblo parece desierto, bien es verdad que es temprano y no son horas de estar andando por la calle. Continuamos avanzando barranco arriba hasta que la carretera, sinuosa y estrecha, se torna en pista de tierra y se adentra en el pinar.
Aparcamos y nos echamos a andar. Y es entonces cuando ocurre. Poco a poco vamos olvidando nuestro objetivo primigenio, nuestra búsqueda de lo antiguo, y comenzamos a empaparnos del ahora.
Una niebla mañanera nos recibe con sus húmedos brazos. Esa humedad que hace rezumar todos los olores del monte. Caminamos unos metros y se descubre ante nosotros un embalse. Es el embalse de La Laja. Es bonito su entorno. Tiene agua y, de no ser porque apenas hay sol, ésta reflejaría la imponente silueta del roque de Ojila, que se intuye a lo lejos, al oeste, tras la espesa bruma.
EL pinar crece aquí con fuerza, el agua escurre por las laderas y, como si de un cuadro se tratase, las rocas dibujan figuras imposibles. Dos tremendos pitones, quizás restos de un dique volcánico, permanecen vigilantes al norte, como dos gemelos impasibles. Nos viene a la cabeza fugazmente la leyenda de Gara y Jonay, tantas vences contada en esta tierra gomera.
Disfrutamos del paseo. Mucho. Largo rato. Hacemos algunas fotografías y por fin tomamos el camino de vuelta. Pasada la iglesia encontramos a un vecino paseando. Nos viene a la cabeza de nuevo la cueva. Preguntamos. Nos cuenta que sí, que por allá se encontró algo, que es hacia arriba, pero el señor que nos atiende, ya de cierta edad, no acierta a concretar.
La breve charla es agradable. Nos damos los buenos días y seguimos nuestro camino, olvidando cuevas, embalses y roques y con la mente puesta ya en próximo destinos.
De cómo surgen las microAventuras
Tan solo cuando estamos ya de regreso, en la reposada charla de la tarde, caemos en lo ocurrido. Lo que al principio habíamos catalogado de pequeña decepción había sido un descubrimiento en toda regla. Un rincón de la Gomera que no conocíamos y que sin duda alguna bien merece una visita.
Estas particulares circunstancias de nuestro encuentro con Los Chejelipes hace que apenas tengamos documento gráfico del poblado en sí: las casas, su iglesia, las dos grandes presas que flanqueamos antes de llegar. Son escenas que no retratamos. Esperamos que las imágenes del espectacular paisaje que encontrarás al final del camino sean acicate suficiente como para que te decidas a hacer esta microAventura y rellenes así con tus propias fotos estas instantáneas que aquí echas de menos.
Como en tantas otras ocasiones el paisaje de nuestras islas obra su magia. Pensando en cuevas y yacimientos vinimos. Enamorados de este lugar recién descubierto nos vamos.
Cómo llegar
Los Chejelipes está localizado en el este de La Gomera, próximo a la capital de la isla. El trayecto en coche desde San Sebastián apenas lleva unos 20 minutos y transcurre casi en su totalidad por la carretera CV-1, que parte del propio casco urbano.
Llegar al Embalse de La Laja, que es el punto final de nuestro destino, te llevará otros 10 o 15 minutos más, pues éste dista casi 5 km del caserío, y transita por una estrecha carretera. Puedes consultar en el mapa la ubicación exacta.
Más en la Gomera
Son varias ya nuestras microAventuras en La Gomera. Si estás de visita por la isla o piensas viajar próximamente no dejes de pasarte por algunas de ellas, como el Alto del Garajonay, el Mirador de Abrante o la Fortaleza de Chipude.
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