Hay veces que apetece mar y otras veces uno siente que tiene que ir a la montaña. En la microAventura de hoy nos vamos a La Tierra del Trigo en busca de una cascada.
- Dónde: Municipio de Los Silos, en el noroeste de Tenerife.
- Duración: El trayecto andando es relativamente corto. Menos de una hora ida y vuelta a ritmo suave.
- Dificultad: Trayecto sencillo. La única dificultad radica en la presencia de barro en algunas zonas, lo que hace que parte del trayecto sea resbaladizo.
- Imprescindible: Calzado de senderismo para evitar resbalar en las zonas húmedas del trayecto. Descargar artículo en PDF
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Llegar a la Tierra del Trigo es muy fácil
Tierra del Trigo es una pequeña localidad del norte de la isla de Tenerife. Pertenece al municipio de Los Silos y está apenas a un par de kilómetros de su centro urbano. Como partimos de Santa Cruz, hemos llegado hasta aquí dirigiéndonos al municipio del El Tanque por la carretera TF-82 y al atravesarlo, tomamos la carretera TF-423 que, en un par de kilómetros nos lleva hasta la Tierra del Trigo.
El lugar lo forman varios caseríos diseminados por la zona, el más importante es fácilmente reconocible por la presencia de una vieja araucaria junto a la pequeña Ermita de Nuestra Señora de Lourdes.


Destaca en el caserío, además de la ermita, un hotel rural de cierto encanto muy adecuado para pasar un fin de semana en la zona.
Desde la ermita hasta el Lomo Morín
Hay un aparcamiento junto a la ermita, donde se puede dejar el coche. Dejamos el pueblo a través de unas pistas de tierra y caminos agrícolas, en dirección al oeste con el objeto de cruzar hasta la otra orilla del Barranco de Cabezadas.

El aspecto general de la zona, -si no haces mucho uso del espíritu crítico- es agradable y está marcado por terrenos de cultivo con muchas terrazas dedicadas a la vid, frutales, castaños, y también restos del monteverde, brezos, arbustos, zarzas y otras malas hierbas que acompañan a los cultivos.
La acequia se adivina por el sonido del agua
Muy pronto, mientras remontamos la orilla del barranco oímos el ruido del agua que se desliza rápida por una acequia. La acequia está mal cuidada, el cauce tiene muchas irregularidades, que hace que el flujo sea turbulento de manera que, cuando la pendiente aumenta, el caudal se vuelve blanco por las burbujas que se forman. Debió ser mayor en otro tiempo.

La acequia se acaba y se forma la cascada
Debes continuar junto a la acequia por un camino que, en determinados tramos, está lleno de barro, pero que con un poco de cuidado apenas presenta dificultad.
Unos cientos de metros más adelante, la acequia se acaba y todo el caudal se reparte por la superficie de un risco en forma de delta, que llama la atención por su color gris blanquecino que deslumbra si no llevas unas gafas oscuras.

Se forma entonces la «cascada», te sientas, escuchas el agua, observas las algas con sus distintos tonos de verde, las libélulas que revolotean por la orilla, los depósitos de cal que forman cordones con extrañas formas, a modo de estalactitas. Pregúntate entonces de dónde viene el agua y si durará para siempre.
¡Levanta la vista!
Si fueses naturalista, geógrafo, geólogo, incluso agrónomo o marino podrías disfrutar, -aunque también en muchos casos sufrir- con las hermosas vistas que nos ofrece la Tierra del Trigo.
Localidades como Garachico, Los Silos, Buenavista del Norte y otros pueblos cercanos; la costa, donde se recorta el mar y en la que sobresale el faro de Buenavista; el embalse construido en el cráter de la Montaña de Taco; un haz de diques volcánicos que atravesaron la isla en esta zona; cultivos en orden y en desorden; ermitas empequeñecidas, todavía más, por la construcción de grandes espacios a modo de naves industriales, justo a su lado. Disfrutamos con la observación inacabable del paisaje.

Nuestra microAventura acaba aquí, algo cansados por la caminata y el calor de este día, nos queda la sensación de que todo queda invadido por un brillante color azul, que no es otro que el azul del cielo sobre las Islas, el azul del Atlántico, el mismo azul que, algo más tenue, también envuelve la imagen buscada e inevitable del Pico Viejo y del Teide.

Volveremos a la Tierra del Trigo.
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