Como canarios viajeros, hemos señalado en varias ocasiones que Islandia está llena de similitudes con nuestro archipiélago. Pese a su lejanía, se trata de una isla también atlántica, volcánica, de una belleza extraordinaria y con algunos paisajes muy parecidos a los nuestros. Este es el caso de la playa negra de Vík, que salvando las distancias nos recuerda a otra playa icónica de Canarias.
- Dónde: Vík, Islandia.
- Dificultad: Muy fácil.
- Imprescindible: Ropa impermeable y equipo fotográfico. Descargar artículo en PDF
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Las playa de Vík forma parte de las conocidas como grandes playas de arena negra de Vík, población principal del sur de Islandia que les da nombre. Se trata de las playas más visitadas y fotografiadas de la isla, separadas por los prominentes acantilados de la montaña de Reynisfjall que deja a la popular playa de Reynisfjara en su vertiente oeste y a la playa de Víkurfjara en la vertiente este. Aunque es altamente recomendable visitar ambas, el invierno islandés nos «obligó» a conformarnos con la segunda, conocida popularmente como la playa negra de Vík, la playa del pueblo, mucho menos frecuentada y más que suficiente para saciar nuestra curiosidad.
Un paseo fotográfico por la playa negra de Vík
Víkurfjara, la playa negra de Vík, está formada por una gran extensión de arena negra volcánica, de grandes dimensiones tanto de largo como de ancho y con un enorme recorrido desde su inicio hasta su entrada en el mar, lo que nos proporciona espacio para caminar, admirar el paisaje y buscar encuadres fotográficos. Después de su amplitud, nos llama la atención un cielo gris que hace a esta playa más negra si cabe, ocupado por miles de aves marinas. Como prueba de ello, las manchas que salpican el cielo de nuestras fotografías no son debidas a la suciedad de los sensores de las cámaras, sino precisamente a estas aves.
Deambulando sin rumbo por la playa nos identificamos como las únicas personas presentes en el lugar. Frente al mar contemplamos un océano bravo y ensordecedor, con los famosos roques de Reynisdrangar a nuestra derecha. A nuestras espaldas, una vista fotográfica privilegiada de la iglesia de Vík en la nieve, escena extraña para unos canarios con los pies en la arena.
Y es que una playa solitaria da mucho de sí, sobre todo si combina todos estos elementos con leyendas locales y algún que otro susto propio de la aventura.
La leyenda de los roques de Reynisdrangar
La leyenda cuenta que los roques de Reynisdrangar, también conocidos como las agujas de Reynisdrangar, son la figura de tres trolls que, tras intentar capturar un barco durante toda la noche sin éxito, fueron sorprendidos por los primeros rayos del sol y quedaron convertidos en piedra.
Lejos de leyendas y creencias populares, estos roques son unas formidables columnas de basalto que alcanzan los 66 metros de altura y se convierten en los protagonistas indiscutibles de las fotografías de los viajeros que llegan hasta este lugar remoto.
Playas tan bellas como peligrosas
La nota dramática sobre estas playas es que son tan bellas como peligrosas, contando numerosas muertes a lo largo de la historia, tal y como cuentan los carteles de información en sus accesos, tanto por el naufragio de embarcaciones pesqueras que intentan navegar estas aguas salvajes como por el ahogamiento de personas que son alcanzadas en la costa y arrastradas mar a dentro, un problema agravado por la creciente afluencia turística que es objeto de numerosas advertencias y campañas de información.
Desde la experiencia, sin duda te recomendamos la visita a la grandes playas de arena negra de Vík, pero nunca te confíes. Las costas del sur de Islandia tienen un fuerte oleaje, se encuentran completamente abiertas al océano Atlántico Norte y son de aguas muy poco profundas, manteniendo además una pendiente de inclinación mínima en sus playas, por lo que el mar las remonta en cuestión de segundos.
Pudimos comprobarlo en primera persona cuando, de manera repentina e inesperada por la lejanía del mar, una ola alcanzó a uno de nuestros compañeros de viaje, aún encontrándose a varias decenas de metros de distancia pero desprevenido. Un fotograma rescatado de un vídeo tomado por casualidad, de ahí su mala calidad, muestra el instante.
Por suerte todo quedaría en un susto que se convertiría en anécdota. En palabras de los accidentados «no estaba tan fría», pero la situación nos recuerda que nunca se debe perder el mar de vista, sobre todo cuando estamos cerca de él en costas desconocidas.
Cómo llegar a la playa negra de Vík
Llegar a la playa negra de Vík es muy sencillo. Como casi siempre en Islandia, deberás tomar la carretera A1 (vía principal que rodea el país, conocida como ring road) y dirigirte hacia el sur. Si vienes desde Reikiavik, antes de llegar te recomendamos hacer las paradas obligatorias de las cascadas de Seljalandsfoss y Skogafoss, visitar el avión abandonado y subir al mirador de Dyrholahey para disfrutar de unas increíbles vistas infinitas de su playa, además de parar en la mencionada Reynisfjara, justo antes de llegar a Vík.
Una vez en Vík encontrarás el acceso a la playa de Víkurfjara con facilidad. La población cuenta además con supermercados, gasolineras, restaurantes y alojamientos, convirtiendo este lugar en parada clave de avituallamiento, descanso o pernocta antes de continuar el largo viaje hacia las nuevas microaventuras que nos esperan en nuestra vuelta a la isla.
La playa negra de Vík nos recuerda a otra playa icónica de Canarias
Si al leer esta microaventura en la playa negra de Vík has pensado en la playa de Benijo en la isla de Tenerife, de eso se trataba. Para mayor evidencia de este increíble parecido te mostramos una comparación fotográfica de ambos lugares, separados por algo más de 3.870 kilómetros de distancia.
Si es habitual hacer comparaciones y buscar parecidos cuando se está fuera de casa, en este caso es inevitable. El ejercicio es tan evidente que no requiere apenas esfuerzo imaginar que volvemos a estar al otro lado del océano, a miles de kilómetros hacia el sur en línea recta.
Más microaventuras en Islandia
Durante nuestros viajes a Islandia hemos recorrido este increíble país de norte a sur y de este a oeste. Tanto en verano como en invierno hemos podido disfrutar de innumerables paisajes e impresionantes manifestaciones de la naturaleza, como la espectacular aurora boreal, imponentes glaciares o grandes cascadas, entre más microaventuras en Islandia que seguiremos compartiendo.
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