La Playa de Diego Hernández

Es verano y apetece estar cerca del mar y disfrutar del buen tiempo. Hoy nos vamos a la Playa de Diego Hernández, una paradisíaca cala de fina arena localizada en el sur de la isla de Tenerife.

Las playas de Tenerife

En Tenerife, a diferencia de otras islas como Fuerteventura o Gran Canaria, no hay kilométricas playas de arena dorada. Es sin embargo posible encontrar grandes joyas a lo largo de toda su costa. Su fuerte podría decirse que son las salvajes playas del norte: Benijo, Almáciga, El Ancón, Los Patos, El Bollullo, El Socorro… espectaculares calas de fina arena negra bañadas habitualmente por un mar intenso, donde la naturaleza se revela en todo su esplendor y el turismo de masas no ha alcanzado a llegar.

Es en la zona sur de la isla donde se concentran el resto de playas; desde el Médano y La Tejita hasta las masificadas playas de Las Vistas, Las Américas o Fañabé. Aquí, como en otros tantos lugares de nuestras islas, la presión turística ha llevado a acondicionar e “inventar” nuevas playas donde antes no había más que mar y rocas.

Sin embargo, a diferencia de lo que podría pensarse, es en esta zona sur donde es posible encontrar todavía playas salvajes, cuyos incómodos accesos han permitido que permanezcan ajenas a la imparable presión turística, tememos que por poco tiempo.

La Playa de Diego Hernández es uno de estos lugares. Una preciosa cala de arena dorada y aguas turquesa que es considerada por algunos la mejor playa de Tenerife.

Cómo llegar

Como te hemos venido contando, la Playa de Diego Hernández está localizada en el sur de la isla, concretamente en el municipio de Adeje. Te dejamos la localización exacta en el mapa que acompaña a esta microAventura.

Para llegar desde la zona metropolitana has de dirigirte hacia el sur por la autovía TF-1 y tomar la salida 76 en dirección Fañabé. A continuación deberás acceder a la Avenida de Bruselas y recorrerla hasta llegar al barrio de La Caleta. Para llegar a la playa hay que acometer un trayecto a pie. Es posible hacerlo directamente desde La Caleta, aunque nosotros te proponemos iniciarlo en las inmediaciones del campo de Golf Costa Adeje. En este mapa te indicamos el punto de partida del camino.

El recorrido andando, de alrededor de 1 km, transcurre por pistas y sendas de tierra más o menos acondicionadas. Podría decirse que cada visitante ha trazado su propio camino y es fácil encontrar múltiples trayectorias marcadas que llevan al mismo punto. La alternativa más sencilla pasa por tomar la opción de la izquierda en la primera bifurcación que te encuentras.

Al aproximarse a la costa hay que salvar un cierto desnivel para acceder a la playa. En función de la ruta que hayas seguido esto podrá ser más o menos difícil. Ve con precaución, y si lo ves muy complicado, vuelve sobre tus pasos e intenta bajar por otro sendero. Como te decimos hay muchas alternativas para alcanzar la playa. Te llevará una media hora llegar.

Disfruta de un gran baño

Una vez allí descubrirás inmediatamente que el trayecto valió la pena, en especial si visitas la playa de Diego Hernández con marea baja. Es durante la bajamar cuando la cala se muestra en todo su esplendor, y el espacio para disfrutar de la arena es más amplio.

El entorno geológico, el típico paisaje árido de esta vertiente de la isla, nos recuerda a lugares como Tajao. La formaciones de roca erosionada y el mar, de un espectacular color turquesa, son los principales protagonistas. La isla de La Gomera luce tan cerca que piensas que podría llegarse nadando (si estás pensando en ser el primero, que sepas que ya lo han hecho). Lo mejor sin embargo está por llegar, pues darse un refrescante baño en las aguas de esta cala paradisíaca es sin duda el mejor colofón a esta microAventura.

Bonus

La playa de Diego Hernández es un lugar cada vez más frecuentado, tanto por mar como por tierra. Es por ello que probablemente en un futuro deje de ser el lugar virgen que es ahora. Mientras tanto, si te decides a visitarla preocúpate de minimizar el rastro de tu paso por allí, de modo que podamos seguir disfrutándola lo más inalterada posible.