Últimos meses de 2021. La Palma es protagonista. Tal vez visites la isla atraído por la irresistible presencia del último volcán. Nació en Cumbre Vieja, al sur de la isla. Vinimos en 1971, cuando el Teneguía y hemos vuelto a hacerlo ahora.
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Pero, esta vez, más allá de la inmediata realidad del volcán -aún sin nombre- sentimos la inconsciente necesidad de orientarnos en sentido inverso, de alejarnos del foco de la erupción y adentrarnos en las alturas de la isla.
Los aires de la Palma
Hace poco más de un año publicamos en este blog un artículo con este título: Las regiones más transparentes del aire
Copiamos el primer párrafo:
“Quien haya subido alguna vez a las cumbres más altas de las islas, habrá notado la extraordinaria nitidez de las imágenes percibidas, la fuerte intensidad de la luz, la marcada saturación de los colores, el gran alcance de la “vista”, en fin, a poco que reflexione se habrá dado cuenta de que está en una de las regiones más transparentes del aire”.
Hacíamos allí un hipotético recorrido por los aires de las islas, desde la costa hasta las cumbres. Dos de ellas alcanzan en grado máximo, lo que podríamos llamar “las regiones más transparentes del aire”, no solamente de nuestro archipiélago sino también de gran parte del mundo. La Palma con sus 2426 m de altitud es una de ellas. En Roque de Los Muchachos , primera microAventura de Lainakai en la Palma nos referimos, entre otros, a sus senderos y miradores extraordinarios y cómo no al Observatorio del Instituto de Astrofísica de Canarias en esta isla.
Lo interior / lo exterior
Los aires de la Palma de repente se han enturbiado un poco. Desde el 19 de septiembre de 2021 una grieta o fisura en la zona de Cumbre Vieja al sur de la isla deja escapar desde la profundidad de la Tierra, una poderosa, intensa y poco habitual mezcla de gases y partículas sólidas que se incorporan a la atmósfera. Y lo hace rítmicamente, como si tuviera un pulso interior o una pauta respiratoria.
A pesar de la distancia, unos 15 km en línea recta, los enormes ojos del observatorio, sus telescopios, han reaccionado para proteger sus delicados y sensibles instrumentos con los que escrutan la luz del universo. Encerrarse en sus cúpulas ha sido un comportamiento casi humano, lo que demuestra que hay vida dentro de ellos. A otros como los telescopios “Cherenkov” sin embargo les ha bastado con ponerse momentáneamente de espaldas, girar un poco la cara y bajar la mirada hasta la línea del horizonte.
Los “Cherenkov”, telescopios desnudos
El espectáculo que ofrecen estos preciosos instrumentos hace que merezca la pena recorrer esas decenas de km de sinuosas carreteras que te separan de las zonas pobladas.
Es fácil acercarte a ellos y contemplar la elegancia de su diseño, la tensa y casi invisible malla de cables que sostienen la estructura, la perfecta geometría de sus centenares de espejos. Cuadrados o hexagonales, juegan con los visitantes ofreciendo imágenes cambiantes e inverosímiles: un telescopio dentro de otro, un cielo a ras de tierra, la vegetación flotando por los aires…
Te ofrecemos una pequeña galería de imágenes de estas fantásticas máquinas.
Y por último un corto video del entorno.
Más allá de los rayos gamma
Sí, más allá de los rayos gamma, de la radiación de Cherenkov, de láseres, “flares», modelos y teorías, en el Roque de los Muchachos lo que más se siente es la isla de la Palma. Tomamos conciencia aquí, sobre estos peñascos, al borde de la Caldera de Taburiente, de cómo bajo nuestros pies, debió edificarse esta maravilla durante millones de años, con episodios similares al que hoy enturbia el aire de la isla. La isla se construye y destruye al mismo tiempo en un movimiento que parece durar eternamente. Y se ha elevado hasta los territorios de la luz, hasta la región más transparente del aire. Nosotros, espectadores de paso, tal vez solo debamos esperar.
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