Visitamos las ruinas de la casa de Amaro Pargo. Una atalaya de imponentes vistas al mar, que fuera hogar del influyente personaje del siglo XVIII y más famoso de los corsarios de las islas.
- Dónde: El Rosario.
- Duración: El trayecto apenas lleva unos minutos desde el aparcamiento de la iglesia.
- Dificultad: Baja. Descargar artículo en PDF
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Un corsario de las Canarias
Cuando en las Canarias hablamos de piratas, es común que surja en la conversación el nombre de Amaro Pargo. Arraigado en el ideario colectivo como uno de los más famosos piratas de las islas, este comerciante y corsario tinerfeño tuvo notable presencia en la sociedad isleña del siglo XVIII.
Nacido en San Cristóbal de La Laguna a finales del siglo XVII como Amaro Rodríguez Felipe y Tejera Machado, su historia está hasta cierto punto rodeada de misterio, pues se entremezclan hechos reales con otros más propios de la imaginación de románticos novelistas.
Amaro se hizo a la mar a temprana edad, y tanto sus habilidades de marinero, como las de comerciante le llevaron a hacerse un nombre en la época. Su participación en la Flota de Indias, y su actividad como corsario le granjearon una gran fortuna.
Ya en tierra, adquirió terrenos en Tenerife, que dedicó fundamentalmente al cultivo de la vid, y otras explotaciones agrícolas, actividad que contribuyó a engrandecer su inmenso patrimonio.
Pero Amaro, lejos de las connotaciones negativas que tiene el ser llamado “pirata”, fue un gran benefactor de la isla. Profundamente religioso, donó grandes sumas de dinero para fines benéficos, financió obras de rehabilitación y reformas de templos y edificios públicos y contribuyó al sustento de la población en épocas de escasez.
Hoy sus restos descansan en el convento de Santo Domingo de Guzmán, templo del cual fue benefactor, bajo una lápida grabada con el escudo de su familia y una calavera.
La leyenda de su gran tesoro escondido, la exhumación de su cadáver para documentar un videojuego o el reciente descubrimiento de su patente de corso, en el Archivo General Militar de Segovia, hacen que la figura de Amaro Pargo se agrande con el paso del tiempo, como ocurrió con otros grandes piratas y corsarios del pasado.
La Casa de los Mesa
Las innumerables historias, hechos y leyendas que rodean la figura de Amaro han inspirado esta microAventura, en la que salimos en busca de una de sus propiedades en Tenerife. La que dicen fue su casa durante largas temporadas.
La también conocida como Casa de Los Mesa está localizada en el municipio del El Rosario, en la localidad de Machado, muy cerca de Radazul. Llegar, como siempre, es bien sencillo. Te dejamos la localización en el mapa.
Se trata de una edificación en ruinas, a pesar de haber sido declarada Bien de Interés Cultural en el año 2003. Una construcción típica canaria, con amplio patio central, varias estancias, una era aledaña e imponentes vistas al mar. No podía ser de otro modo en la casa de un marino.
Como si de una historia de piratas se tratase, el lugar ha sido mil veces saqueado, pues visitantes de todo tipo han revuelto hasta la última piedra en busca de su tesoro. Aun así, pasear entre estas ruinas permite recrear en nuestra imaginación el esplendor que debió reinar aquí en tiempo pasado.
Recorremos las distintas estancias y tomamos algunas fotografías tratando de reconstruir la distribución que debió tener la hacienda original. ¿Cuál sería la estancia principal? ¿Desde dónde el gran capitán se apostaría a otear su océano?.
Tras un agradable paseo vespertino, la puesta de sol nos saca de nuestra ensoñaciones. Es hora ya de volver a casa, dando por terminada esta microAventura.
A pocos metros de la carretera, tras la iglesia de El Rosario, estos derruidos muros de piedra no serían nada sin la historia que los acompaña. La de uno de los marinos más influyentes del siglo XVIII en nuestras islas, gran benefactor de sus coetáneos y protagonista de mil aventuras a ambos lados del Atlántico.
Otras microAventuras cercanas
Hemos vivido otras microAventuras cerca de la casa de Amaro Pargo, la más reciente en busca de un arco de piedra, el Arco de Chacorche.
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