Océano
En el escudo de Canarias están presentes, desde hace siglos, la palabra OCÉANO y sobre un campo azul siete islas. Éste OCÉANO no es otro que el Atlántico, tan inmenso que rompe sus olas en las costas de cuatro continentes y tan nuestro, porque delimita las islas y de alguna manera determina el carácter de su habitantes. Sin embargo, más allá de su inmensidad, tanto éste como otros océanos y mares del mundo han sido hasta épocas recientes grandes desconocidos para el hombre.
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En este post te proponemos leer algunas notas sobre como, desde nuestro archipiélago, se inició la más grande expedición oceanografía de todos los tiempos, La Expedición del HMS Challenger, auténtica aventura que marcó un hito en la historia de la investigación científica del mar.
El Viaje del HMS Challenger
La primera gran expedición oceanográfica dedicada al estudio científico de los océanos fue sin duda la que llevó a cabo el buque HMS Challenger entre 1873 y 1876. La extraordinaria misión fue promovida por la Royal Society, una de las sociedades científicas más antiguas y prestigiosas del mundo, con sede en Londres.
Durante casi cuatro años de navegación alrededor del mundo, los expedicionarios, bajo la dirección del profesor C. Wyville Thomson, investigaron las condiciones biológicas de las cuencas oceánicas, los organismos que las habitan, sus profundidades, la dirección e intensidad de las corrientes, la temperatura y densidad de las aguas, la naturaleza y abundancia de los sedimentos, etc.
La cantidad de información que resultó de la expedición fue extraordinaria y quedó recogida en más cuarenta volúmenes. La mayor parte de ellos trata de los grupos zoológicos y botánicos estudiados. En años posteriores se editaron también otros documentos escritos por oficiales y naturalistas miembros de la expedición, que dejan testimonio imborrable de esta gran aventura de la oceanografía. Damos una breve relación al final.
Navegando en aguas de Canarias
El Challenger zarpó de Portsmouth, en el sur de Inglaterra el 21 de diciembre de 1872. Estuvo navegado durante dos meses, hasta llegar a Canarias, después de hacer escalas en Vigo, Lisboa, Gibraltar y Madeira. Aquí permaneció una semana. Hacemos una breve relación de las actividades desarrolladas durante aquellos días de febrero de 1873. (Ver la carta titulada In the vicinity of the Canary Islands).
Día 7. El buque quedó anclado en la Bahía de Santa Cruz desde las 8 a.m. El tiempo era notablemente bueno y el Pico de Tenerife cubierto de nieve era claramente visible. Una vez se obtuvo el permiso del gobernador para desembarcar, comenzó el trabajo de hacer observaciones magnéticas y se calibraron los relojes en el Fuerte de San Pedro.
Día 10. A las 5.30 a. m. , el buque abandona Santa Cruz para realizar un trabajos de sondeo y dragado alrededor de la isla. Entre las 6:45 y las 17:45 de este día, hizo ocho sondeos en las estaciones VII-L a VII-S, con los siguientes datos en brazas (una braza equivale a 1,8 m), 278, 630, 975, 560, 78, 179, 640, y 1390.
Día 11. Entre las 6:40 y las 19:30 hace tres sondeos VII-T a VII-V a 1750, 1340 y 1620 brazas, y pone rumbo hacia el sur de la Gomera.
Día 12. A las 10:30 sondea a 620 brazas cerca de la costa y a las 14:00 viran la draga, lo que les permite capturar numerosos especímenes, entre ellos dieciséis especies de invertebrados y numerosas de foraminiferos y diatomeas. A las 15:00 ponen máquina a Santa Cruz. Resulta un total de doce sondeos, nueve alrededor de Santa Cruz, macizo de Anaga y norte de Tenerife y tres en las proximidades de la Gomera.
Día 13. El barco queda anclado en la Bahía de Santa Cruz desde las 8:00 h.
Día 14. A las 19:30 el Challenger abandona Tenerife y pone rumbo a la isla de Santo Tomás, (Islas Vírgenes) en el Mar Caribe, a donde llegarán el 16 de marzo.
Todos estos trabajos alrededor de las Canarias tuvieron gran importancia porque eran estaciones preliminares como señala el Report of de Scientific Results ofthe Voyage of H. M. S, Challenger de John Murray y sirvieron para calibrar aparatos y ensayar procedimientos.
Es así que a poco de abandonar Tenerife y navegar hacia el sur, a unas 4o millas al sudoeste de la isla quedó fijada la primera estación válida de la campaña oceanográfica.
Station One : Febrero, 15, 1873; lat. 27º 24´N, long. 16º 55´W. 1890 brazas, fango de globiderina.
El Challenger no obstante tras cruzar el Atlántico dos veces, nos volvería a visitar, cinco meses después, para realizar un último sondeo en las islas, esta vez al oeste de la Palma, sería en la Station 85: 1125 brazas.
Una Excursión hasta el «Pico de Tenerife»
A diferencia del “HMS Beagle” en 1832, con un joven Charles Darwin a bordo, que no pudo desembarcar en Santa Cruz, debido a una cuarentena impuesta por las autoridades locales, los expedicionarios del Challenger sí pudieron hacerlo, llevando a cabo diversas actividades en la ciudad. Durante los días que el barco se ausentó del puerto, H.N. Moseley y otros naturalistas emprendieron desde La Orotava la subida a Las Cañadas con el propósito de ascender después hasta el Pico. Ello permitiría probar instrumentos además de las habilidades de los miembros del equipo científico como recolectores y observadores. Sus observaciones recogidas en una decena de páginas, dejan constancia de escenas que ahora nos son tan familiares, como las relativas a los pisos de vegetación, los cultivos de cochinilla, las especies que forman la fauna y la flora de las Cañadas, el mar de nubes con la isla de La Palma en el horizonte y cómo no el “Pico de Teyde” nevado y recortado contra el cielo azul.
Entre el material gráfico hallado en lo que podríamos llamar la “Biblioteca de la Expedición del Challenger”, hemos encontrado algunas imágenes del Teide, de Santa Cruz y de la Plaza de La Constitución que incorporamos a este articulo.
Añadimos también algunas de nuestras fotografías. Una en que recuperamos una improvisada botella de inversión, con la que pretendíamos extraer agua del fondo en las afueras de Santa Cruz, durante una campaña de prácticas docentes. Otra de una colecta de plancton con una manga. Finalmente la de un foraminifero. Compárese con uno de los descritos en la campaña.
Para terminar digamos que el carácter global de la campaña del Challenger tuvo una enorme trascendencia en la historia de la investigación oceanográfica, honor reconocido en las modernas empresas de la aventura espacial, al bautizar con este nombre el malogrado transbordador espacial Challenger, o el módulo lunar del Apollo 17.
Bibliografía
Es posible consultar en Internet las decenas de volúmenes publicados en su día, con los resultados científicos de la expedición, así como otras publicaciones relacionadas con el viaje:
- 1878. Sir C. Wyville Thomson. The Atlantic. Vol I y II
- 1878. W.J.J. SPRY.The Cruise of H.M.S. Challenger
- 1880 Sir Ch. Wyville. Thomson. Introduction to the Zoology Reports
- 1885_Narrative. Vol I y II. Scientific Results if The Voyage of H.M.S. Challenger
- 1892 Notes by a Naturalist by H. N. Moseley
- 1895. Summary Report
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