Al parecer, a un viaje de pocos días ahora se le llama “escapada”. No sabemos muy bien por qué, pero suponemos que tiene que ver con el estrés que se produce en los trabajadores actuales, que necesitan liberarse algunos días, es decir escapar, de sus tareas laborales, sin saber muy bien a dónde ni por qué. En nuestro entorno nos han propuesto viajar, en estos días de invierno, a algún lugar de Europa. De varias opciones que nos ofrecieron -viajar a Londres era una de ellas- escogimos sin titubeos la capital británica que ya habíamos visitado, en verano, hacía bastantes años. En nuestra sección de canarios viajeros, te ofrecemos impresiones de una brevísima estancia en Londres.
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Cada viajero es único y el viaje que realiza también. Viajar en grupo es un buen pretexto para poner a prueba nuestra habilidades sociales, pues son esenciales la capacidad para proponer, elegir, planificar y acordar qué hacer en un lugar que ofrece tantos atractivos a los visitantes. En nuestro caso, cada uno indicaba si tenía o no interés por ver o hacer algo determinado. También se puede viajar sin un objetivo concreto, simplemente ir a la deriva, relajadamente, a disfrutar del ambiente londinense, tal cual. Así que con nuestra lista de objetivos, o sin ella, nos fuimos a Londres.

¿Cómo llegar al centro de Londres?
Lo primero que necesitas es el pasaporte, debido a la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el 31 de enero de 2020.
Londres tiene seis aeropuertos. Nosotros viajamos desde Canarias hasta el aeropuerto de Stansted que está a 55 km de Londres. La manera más rápida de llegar al centro de la ciudad es tomar el tren, (Stansted Express), que sale cada 15 m y tarda una media hora hasta la London Liverpool Street. Aquí puedes tomar el Metro hasta tu destino en la capital. Es muy cómodo sacar una tarjeta Oyster, que se expenden en máquinas ubicadas en las estaciones. La cargas con un saldo, por ejemplo 20 libras, y la utilizas para el Metro y las líneas de autobús. Debes observar el saldo, tras cada uso, por si necesitas recargar la tarjeta. Si al final no gastas todo el saldo, hay máquinas en que te devuelven el dinero no utilizado. Aunque llevamos algunas libras esterlinas, prácticamente no las usamos. Pagamos siempre con una tarjeta especial, Revolut, que ofrece un cambio de moneda muy favorable, o con nuestras tarjetas habituales.

Frío y lluvia: aprendizaje rápido.
Sí, porque no estamos acostumbrados ni al frío ni a la lluvia. Y ese fue el tiempo con el que nos encontramos los días siguientes a nuestra llegada. La predicción del tiempo funciona muy bien en Londres y si te dice que va a llover, pues llueve, y también cuando dejará de hacerlo. Y eso es importante para planificar las visitas. Si llueve puedes, por ejemplo, aprovechar para visitar lugares a cubierto, como algún museo, pues hay muchos, algunos extraordinarios y casi todos gratuitos. Así que provistos de cómodos zapatos, abrigos, gorros, guantes, chubasqueros y de algún paraguas ridículo nos lanzamos a nuestra corta visita a la capital británica.
He aquí un resumen.
KENSINGTON

BUCKINGHAM

NATIONAL GALLERY

ST. PAUL´S CATHEDRAL

LONDON EYE, LONDON NIGHT

THE TOWER Y LAS NUEVAS TORRES


LUGARES

TRAFALGAR SQUARE

Dejamos aquí nuestras estampas londinenses. Esta gran ciudad es inabarcable, física, cultural e históricamente.
A veces, cuando viajamos, inconscientemente establecemos algún tipo de vínculo entre el lugar que visitamos y aquel de donde procedemos. Para los canarios las relaciones históricas con Inglaterra datan de siglos y continúan hasta hoy, pues son millones los turistas que nos visitan procedentes del Reino Unido. En Trafalgar Square, ante la estatua de Nelson, es inevitable recordar su fracasado intento de tomar Santa Cruz de Tenerife en 1797, donde al ser vencido por los canarios al mando del General Antonio Gutierrez, comprometió su palabra de no atacar de nuevo a Tenerife ni a cualquier otra de las Islas Canarias. La palabra se mantiene. Tenemos la impresión de que desde su alta columna, mira con nostalgia a lo lejos, tal vez hacia estas islas atlánticas en las que, un día, la fortuna no le fue propicia.
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