El frío puede ser un agradable compañero de aventuras en Canarias. Acostumbrados al calor sofocante, el aire más fresco de la cumbre hace que el esfuerzo de la montaña sea más llevadero. Sin embargo, este frío puede ser extremo a partir de los 2.500 metros de altitud, sobre todo en invierno, donde las heladas son frecuentes en los parques nacionales del Teide y la Caldera de Taburiente, obligando a utilizar elementos básicos de protección como medida de seguridad.
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Pese a que en Canarias disfrutamos en un clima subtropical estable, nuestras altas montañas soportan temperaturas entorno a los cero grados centígrados durante todo el año y se sitúan con frecuencia en valores bajo cero durante el invierno, situación que además experimentamos en otras aventuras como canarios viajeros.
Por ejemplo, en nuestra experiencia de Los erizados yelos del invierno nos vimos obligados a convivir con temperaturas de -12 ºC, un valor similar al que nos enfrentamos en busca de la aurora boreal durante las heladas noches del invierno polar de Islandia. En estas y en otras incontables ocasiones, tanto la experiencia como el uso adecuado de elementos indispensables de protección nos ayudaron a protegernos del frío, pero también a disfrutar de él.
Calzado de montaña
Por motivos más que obvios de seguridad, el calzado es un elemento de vital importancia en cualquier microaventura de montaña.
Hablando de frío, debemos tener en cuenta que los pies actúan como reguladores de la temperatura corporal, por lo que el uso de botas de montaña impermeables que permitan cierta transpirabilidad, acompañadas de buenos calcetines de invierno, permitirán caminar con los pies secos y calientes. Si en nuestra publicación de elementos de protección solar confesamos que existen pocas sensaciones peores que la de unos pies abrasados en una larga caminata bajo el sol, aquí debes saber que es peor la de unos pies fríos y mojados durante en el invierno.
Las botas de montaña de invierno deben ser rígidas o semi rígidas para aportar agarre en condiciones de humedad, agua y hielo, además de ser conveniente acompañarlas de crampones (obligatorios en condiciones de hielo) para añadir seguridad extra.
La teoría de las tres capas para la protección contra el frío en la montaña
La teoría de las tres capas para el frío es una guía sencilla de cómo vestirse utilizando determinados elementos de ropa y equipamiento. Se trata del enfoque más utilizado y aceptado, basado en la superposición de tres capas diferentes, cada una de ellas con funciones específicas, que se combinan para cumplir la misión principal de mantenernos abrigados y secos (sobre todo secos, donde recae la mayor parte de la responsabilidad a la hora de no pasar frío).
- Primera capa, también conocida como capa base o segunda piel, es la que se encuentra en contacto directo con la propia piel. Su función principal es absorber la humedad de nuestro cuerpo y expulsarla hacia el exterior, manteniendo la piel seca.
- Segunda capa, conocida como capa aislante, tiene como objetivo retener el calor mediante materiales aislantes que atrapan el calor corporal y evitan que se pierda.
- Tercera capa, también conocida como capa exterior o de protección, tiene la misión de actuar de barrera contra los elementos meteorológicos, tales como el viento, la lluvia o la nieve, evitando que la humedad pase a nuestro cuerpo y lo enfríe.
Pantalón y camisa térmica
Coincidiendo con la primera capa, un pantalón y camisa térmica ajustados al cuerpo ofrecen calor al mismo tiempo que expulsan el sudor y la humedad de la piel.
En este sentido, en la primera capa se deben evitar a toda costa los tejidos de algodón, puesto que permanecerán siempre mojados por nuestro sudor. Para ello existen numerosas opciones, entre las cuales la lana merina es la más utilizada por su mejor aporte de calor, sus cualidades antiodorantes y antibacterianas, además de su mayor sostenibilidad, frente a los materiales sintéticos.
Chaqueta de forro polar
Una chaqueta de forro polar es la clásica prenda afelpada con cremallera que añadimos inmediatamente encima de nuestra primera capa. Se trata de una segunda capa permanente que nos acompañará durante toda la actividad y nos permitirá mantener y regular nuestro calor en marcha, gracias al uso de su capucha y a la apertura o cierre de la cremallera.
Chaqueta de plumas
Una chaqueta rellena de pluma natural es una segunda capa perfecta para permanecer estáticos. Esta prenda es muy ligera, fácil de comprimir y transportar, además de ofrecer un excelente aporte de calor. Su aporte de calor es tan excelente que en la mayoría de situaciones conviene llevar la chaqueta de plumas dentro de la mochila y evitar su uso durante la actividad, ya que puede incluso provocar nuestro sobre calentamiento. Sin embargo, se trata del elemento perfecto para protegernos del frío mientras estamos parados, durante las pausas en el camino o en las pernoctas.
Chubasquero y pantalón impermeable
El chubasquero impermeable coincide con la tercera capa de nuestra vestimenta, cuya función es proveer una barrera de protección entre nuestro cuerpo y los elementos de la meteorología: el viento, la lluvia y la nieve. El chubasquero impermeable debe ser resistente al agua y al viento para evitar que estos elementos penetren en las demás capas y enfríen nuestro cuerpo, al mismo tiempo que ofrezca transpirabilidad para permitir la evacuación de nuestro sudor.
También es importante contar con un pantalón impermeable, ya que la mayor parte de los pantalones de montaña son repelentes del agua, pero no ofrecen protección total en condiciones de viento, lluvia y nieve constantes.
Gorro
La cabeza es una de las partes del cuerpo por donde se pierde calor con mayor facilidad, por lo que el gorro de montaña permite su retención y evita que la propia cabeza se enfríe, contribuyendo así a mantener la temperatura de nuestro cuerpo.
Guantes
Igual que ocurre con los pies y la cabeza, unas manos frías dan una mayor sensación de frío y contribuyen a reducir la temperatura corporal. Al llevar las manos al descubierto en una caminata de invierno pronto experimentaremos pérdida de sensibilidad y dolor en las manos, además de una mayor sensibilidad térmica. Por el contrario, llevar las manos calientes dentro de unos buenos guantes durante el trayecto hace que la travesía sea mucho más agradable.
Braga de cuello
Las bragas de cuello, también conocidas como Buff, son elementos que añaden calor a la zona del cuello y la garganta que queda sin proteger por el resto de prendas. Además, las bragas de cuello son altamente versátiles y de gran utilidad, evitando la entrada directa de aire frío a través de la boca, actuar como protector solar en la frente o servir de barrera contra el viento en los oídos.
Gafas de sol y crema solar
Aunque parezcan elementos para la playa, la incidencia del sol es mayor en alta montaña, donde además la nieve y el hielo actúan como espejo, reflejando la radiación sobre nosotros con mayor intensidad. Las gafas de sol bloquean esta radiación ultravioleta y reducen el deslumbramiento, aportando además mayor comodidad y protección adicional contra otros elementos como el viento, que a su vez transporta partículas de arena, agua, nieve y hielo. Aquí también la crema solar es imprescindible para proteger las zonas del cuerpo que quedan expuestas, como la nariz y los labios, así como cualquier otra superficie de piel que no haya quedado cubierta.
Agua
Tan importante como el resto de elementos de esta lista es contar con agua suficiente, tanto en verano como en invierno, para todo el recorrido de la microaventura. El agua es esencial para mantener una hidratación correcta, que permita progresar en la ruta con normalidad, evitando así la deshidratación, el agotamiento y los efectos de la altitud.
Además, contar con agua suficiente permite cocinar caliente en caso de pernocta al aire libre, algo que sin ninguna duda marca la diferencia a la hora de pasar una buena noche de vivac en la montaña.
¿Y si dormimos en la montaña?
Dormir en la montaña es una experiencia mágica de inmersión en la naturaleza, en ocasiones necesaria durante las rutas de montaña de largo recorrido, que requerirá añadir a la mochila más elementos de protección contra el frío, además de preparación y seguir algunas normas. Hemos desarrollado una publicación especial con toda la información necesaria en Hacer vivac: normativa, equipamiento y consejos para disfrutar de la noche en la montaña.
Los elementos de protección contra el frío son indispensables para la seguridad en la montaña
Igual que el calor extremo tiene sus elementos de protección, el frío puede ser muy peligroso y debe ser tenido en cuenta en la planificación de cualquier microaventura de montaña, por pequeña que sea, incluso en verano. Estos elementos de protección contra el frío no solo ayudan a mejorar la experiencia desde el punto de vista del confort, sino que son elementos básicos de seguridad que no deben faltar en la mochila (sobre todo en alta montaña).
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