Estás aquí porque eres amante de estas islas atlánticas. Ancladas al fondo más profundo del océano, el origen de las Islas Canarias se pierde en el tiempo entre mitos y leyendas. Las nieblas del pasado, no solo se extienden a la presencia del hombre sobre estas tierras casi perdidas en medio del mar, sino también a la propia existencia geológica de las islas. El Teide, el imponente Pico de Tenerife, se eleva 7000 m desde las llanuras abisales y se deja ver desde la lejanía; tan extraordinaria montaña que destaca sobre las nubes, ha orientado desde hace siglos el rumbo de millones de viajeros, muchos llevados por el intrigante misterio de su origen. Hemos descrito en varios “posts” publicados con anterioridad, recorridos por la zona central de Tenerife; en Siete Cañadas contamos nuestra caminata de 16 Km por las Cañadas orientales y en Coronando el Alto de Guajara nuestro ascenso a la emblemática montaña. Quizá sea este el momento de hablarte del Volcán Cañadas, el invisible pero imaginable volcán que hace unos millones de años hizo de Tenerife una isla peligrosa e inhabitable.
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Barrancos truncados, pendientes que convergen
Al recorrer la Pared de las Cañadas junto a su base, por la pista de tierra que va desde el Parador hasta las inmediaciones de El Portillo, unos 16 km, llama la atención el perfil irregular de su borde. Se suceden marcadas elevaciones como la Montaña de Guajara (2718 m), la Montaña de Pasajirón (2531 m), el Roque de La Grieta (2575), el Risco del Colmenar, el Topo de la Grieta (2502 m), la Montaña de la Angostura. Igualmente ocurre hacia el otro lado de la pared, desde Guajara hacia Boca Tauce. Si prolongamos las líneas de pendiente de estas montañas veríamos que se orientan hacia un hipotético punto central, como si del vértice de un cono se tratase. Por otro lado, no te detengas ahora en estas elevaciones sino en las depresiones que las separan. Resultan ser los cauces de profundos barrancos truncados, que parecen no tener inicio o comienzo.
Esto se observa muy bien en las imágenes aéreas de programas como Google Earth, que te recomiendo especialmente.
Panorámica aérea de Las Cañadas del Teide
(Pica en el marcador rojo, “Las Cañadas” y luego en el icono con forma de avioncito de papel.)
El volcán Las Cañadas
Nuestro misterioso volcán no existe en la actualidad, al menos en la forma en que vemos el Teide o el Pico Viejo. Naturalmente, no solo se trata de imaginar. Y menos de inventar. Debemos apoyar nuestras ideas con argumentos, con datos objetivos, en fin, con pruebas. Para ello debemos acudir a nuestros vulcanólogos, que nos las aportan en razón del desarrollo de la vulcanología moderna y de las posibilidades de investigación que tienen. Nuestro imaginado volcán Cañadas, se edificó sobre el Escudo Central de la isla (otros dos escudos son el de Teno y el de Anaga). De los tres escudos, el primero es el más antiguo y dejó de crecer hace unos 8,5 millones de años (la isla tiene casi 12 m.a.) Tras un largo periodo de reposo, de unos cinco millones de años, se reanudó la actividad volcánica en la zona central de la isla, pero cambió la composición de los materiales emitidos -rocas más claras y ligeras que derivan de magmas ácidos- y el tipo de erupción, pliniana, de naturaleza particularmente explosiva. Ello terminó por crear un edificio volcánico enorme cuya base se reconoce en la pared de las Cañadas y de una altura probablemente similar a la del actual Teide.
Pliniano viene de Plinio
Recordemos a dos escritores latinos, conocidos como Plinio el Joven y Plinio el Viejo; el Joven describió la erupción del Vesubio en el año 79 d. de C., erupción que le costó la vida a su tío, el Viejo, al acercarse al volcán para investigar el fenómeno. Este clase de erupciones, como la descrita por Plinio, se conoce como plinianas o vesubianas y tiene unas especiales características. Tenemos alguna idea de erupciones volcánicas en las Islas Canarias, la última en superficie fue la del volcán Teneguía, en la isla de La Palma, que tuve la oportunidad de presenciar cuando era estudiante (ver foto). Pero este tipo de erupción, casi inocente, nada tiene que ver con las erupciones explosivas que se produjeron en el volcán Cañadas.
Ignimbritas
Los materiales expulsados por el volcán, que hoy quedan al descubierto en la pared de la Montaña de Guajara, y en el resto de la isla, son depósitos de piroclastos consolidados o no, a veces de decenas de metros de espesor. En cada erupción del volcán se forman columnas de kilómetros de altura, nubes inmensas de gases, ceniza y piroclastos ardientes caen por los alrededores y se desplazan por los valles próximos a velocidades enormes, llegando incluso a adentrarse en el mar. Los materiales arrojados por el volcán Cañadas pueden reconocerse cuando se viaja por carretera hacia el sur de la isla. Forman una banda de color claro que caracteriza totalmente el paisaje de este parte de Tenerife. Conocidas con el nombre de ignimbritas (de igni-, fuego; imbri-, lluvia; ites– partícula) las podemos contemplar en Adeje, en Granadilla, junto al mar en Tajao, etc.
Podemos hacernos una idea de estos peligrosos fenómenos de la naturaleza, por grabaciones de erupciones de este tipo en distintas partes del mundo.
Mira estos ejemplos y te harás una idea.
Nuestro invisible volcán fue realmente un volcán extraordinario, indagar en sus raíces, sus límites, el paradero de los productos de sus erupciones, no es tarea fácil. Trabajo inacabable para vulcanólogos y tal vez para los oceanógrafos que indaguen en los fondos marinos más próximos. La tarea que espera es algo así como reconstruir la trama de una película de larga duración (casi 12 millones de años) observando solamente el último fotograma.
Lo interesante, desde nuestro punto de vista es ir poniendo un poco de orden, en la interpretación de lo que vemos. Abrir los ojos y dejarnos llevar, más allá de las limitaciones del tiempo, más allá de este instante en que nos es permitido vivir, para imaginar, esta vez sí, la continua construcción y destrucción de esta maravillosa isla emergida con otras seis hermanas en medio del Atlántico.
Enlaces y lecturas sugeridas
Libros:
- Parque Nacional del Teide. Guía Geológica. R. Rodríguez, Editor. IGME.
- Geositios del Volcán Teide y Tenerife, J. C. Carracedo, V. Troll, S. Socorro.
- El Teide. Estudio Geográfico. E. Martínez de Pisón, F. Quirantes.
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