El sendero nº 7, es uno de los clásicos del Parque Nacional del Teide. Conduce desde la carretera TF-21 hasta el Refugio de Altavista y desde allí al Mirador de la Fortaleza. El recorrido se inicia en un punto próximo al km 41, a 2350 m de altitud, señalizado y fácilmente identificable por la existencia de un pequeño aparcamiento con capacidad para una decena de vehículos.
- Dónde: Parque Nacional del Teide.
- Duración: Depende de tu forma física y el peso que lleves. En nuestro caso, cargados con equipo para vicac, en el entorno de las 5 horas subir y 4 horas bajar.
- Dificultad: Alta. El desnivel acumulado es de más de 1.000m y la altitud hace que el trayecto sea cada vez más pesado a medida que se avanza. Descargar artículo en PDF
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Tiene tres partes bien diferenciadas. La primera llega casi hasta la cúspide de la Montaña Blanca (2748 m). La segunda, muy pendiente desde Montaña Blanca hasta el Refugio de Altavista (3260 m). La tercera desde el refugio hasta el Mirador de la Fortaleza. Te describimos a continuación las dos primeras etapas.

Montaña Blanca
El primer tramo hasta Montaña Blanca tiene unos 4,5 km de longitud. Apenas tiene dificultad, salvo las que puedan presentarse derivadas de la climatología del momento. Es una pista por la que suelen transitar vehículos oficiales y de emergencias. El trazado es sinuoso. A veces los senderistas intentan acortarlo abriendo caminos alternativos, previsiblemente usados en el descenso. Para evitar su uso, por el deterioro que ocasionan en el paisaje, hay cadenas advirtiendo de la necesidad de seguir el trazado oficial del itinerario. El paisaje que podemos contemplar es sencillamente espectacular. Geológicamente hablando Montaña Blanca es un volcán que bordea el Teide, su erupción es reciente, pues apenas tiene unos 2000 años y del que forman parte otras estructuras como la Montaña Rajada, el Culatón o el Tabonal Negro. El tipo de materiales expulsados creó un manto grueso de piedra pómez, que es omnipresente en toda la zona.
Durante el ascenso nos encontramos con los denominados Huevos del Teide, masas esféricas oscuras desprendidas de las Lavas Negras que cubren el cono principal, y que al desprenderse rodando han quedado sobre los campos de piedra pómez.
Esta primera parte del recorrido acaba junto a la base del Teide. Es el momento de descansar, antes de continuar el ascenso al pico.

El Refugio de Altavista
El Refugio de Altavista se encuentra medio kilómetro más arriba. Sin embargo para llegar allí habrá que caminar unos 2 km lineales por un camino pendiente y zigzagueante que pone a prueba la resistencia y disciplina de los caminantes. Unas veces el sendero es claro pero otras parece desaparecer por momentos. A mitad de camino se atraviesa un campo de retamas. Unas grandes rocas marcan la denominada Estancia de los Ingleses, que era lugar de descanso para las primeras expediciones que subían al pico y donde aún se podía disponer de leña de retamas para hacer fuego y calentarse, antes de acometer el tramo final hasta el Refugio de Altavista.

El primer refugio fue obra del ciudadano inglés George Graham-Toler, que financió su construcción en 1890. Situado en una pequeña explanada tenía una nave con habitaciones para hombres y para mujeres, un cuarto para los guías y los animales y una caseta para servicio. La construcción actual, es producto de la reforma hecha por el Cabildo Insular de Tenerife en 2007. Se puede utilizar por una noche, previo permiso. Actualmente está cerrado, al parecer debido a la pandemia por coronavirus.
Necesitarás unas 5 horas para llegar aquí y una menos para regresar al punto de partida.
Atención a las condiciones meteorológicas
Hicimos el recorrido del sendero nº 7 en los últimos días de noviembre. Nuestro plan, elaborado con semanas de antelación y con los permisos en regla, incluía hacer vivac, es decir, dormir al raso en un lugar habilitado para ello y desde allí, de madrugada, subir hasta el Pico para ver el amanecer. Sin embargo, el cambio en las condiciones del tiempo atmosférico de los días anteriores, nos obligó, muy a nuestro pesar, a cambiar de planes.

En invierno es probable encontrarse con nieve y placas de hielo. Lluvia, nieblas, vientos fuertes y muy fríos pueden sorprenderte durante el trayecto. Es decir, que si las condiciones meteorológicas no son buenas, lo recomendable es no intentarlo. El hielo es especialmente peligroso si no dispones de bastones para asegurar el equilibrio y de calzado adecuado, con crampones. Las caídas pueden resultar muy peligrosas, debido también a la pendiente del camino. No serías el primero en rodar por la ladera. Las bajas temperaturas y un absurdo «refugio cerrado» añaden peligrosidad innecesaria a la aventura.
Hicimos nuestra subida hasta el Refugio de Altavista en poco menos de 5 horas, recorriendo 6,5 km. Fue dura y agotadora. La intención de pernoctar al aire libre nos obligó a cargar mochilas algo pesadas. Las condiciones en Altavista eran muy duras. Un viento helado soplaba implacable en todo el recinto. El encuentro casual con un montañero experimentado que regresaba del Pico, no sirvió de gran ayuda para valorar la situación. Se esperaba una noche muy fría. En el camino hacia el Mirador de la Fortaleza había muchas placas de hielo y sin crampones en las botas nos arriesgaríamos a caídas o accidentes, más aún si intentábamos subir de madrugada.
Cuando pensábamos pasar la noche a sotavento, protegidos por las paredes del Refugio, nuestro interlocutor nos llamó la atención sobre la existencia de una pequeña habitación deliberadamente mantenida abierta, aledaña al edificio principal. Rápidamente nos dirigimos a ella para refugiarnos. La palabra refugio tenía ahora verdadero significado.
La noche más fría
Hasta bien entrada la madrugada sopla el viento con intensidad. La temperatura prevista era de –8 ºC. La tarde-noche se hace interminable. Lo que es común a todos es la dificultad para conciliar el sueño debido probablemente al propio agotamiento.

El silencio solo es roto por el sonido intermitente del viento. La noche es sin embargo cristalina. Las estrellas lucen entre los tejados y las lavas del malpaís. Las constelaciones del Can Mayor y Orión brillan inconfundibles. Horas de insomnio dan para mucho. En particular para meditar la decisión de continuar hacia arriba, hasta la Cueva del Hielo y el Mirador de la Fortaleza y posteriormente enlazar con el sendero Telesforo Bravo que nos llevaría hasta el Pico. Tras el amanecer, la decisión estaba tomada. Lo más razonable sería no continuar e iniciar el regreso al punto de partida. Como se verá, volver también tuvo su dificultad.
Una microAventura de altura
Esta no es exactamente una microAventura, como las que solemos relatar en Lainakai, pues tiene su dificultad y en determinadas condiciones mucho riesgo. Hay que ser autosuficientes, estar físicamente preparados, correctamente equipados, especialmente en lo que se refiere a vestido y calzado. No se puede hacer en malas condiciones meteorológicas. Si deseas pernoctar hay que asegurarse plaza en el Refugio, (actualmente cerrado).
Casi todos los notables viajeros que hicieron el ascenso al Teide, subieron en los meses de julio, agosto o septiembre. Ernst Haeckel, el célebre naturalista alemán la hizo como nosotros en el mismo mes, el 26 de noviembre de 1886. Una de sus frases es esclarecedora.
“No había que pensar en trasnochar al raso allí, dado lo avanzado de la estación”
Ernst Haeckel
Las duras y peligrosas condiciones del ascenso están magníficamente narradas en un librito fácilmente localizable, también en internet.
- Una ascensión al Pico de Tenerife Ernst Haeckel, Ediciones Idea. 2009.
Te dejamos a continuación un testimonio audiovisual de esta microAventura en corazón del Parque Nacional del Teide.
Galería de fotos
Te ofrecemos material gráfico de nuestro ascenso hasta el Refugio. Ten en cuenta que el peso de las cámaras grandes es excesivo para llevarlas encima, así que las fotografías están tomadas con las cámaras de los teléfonos móviles. Las baterías de estos se ven también muy afectadas por las bajas temperaturas. Algunos patinazos en el hielo no tienen soporte gráfico.

Enigmáticas esferas de piedra, los “Huevos del Teide», bordean la pista que asciende a Montaña Blanca. Arriba asoman entre la nieve las Lavas Negras desde las que rodaron enormes bolas de acreción. Paisaje donde podemos ver los “Huevos del Teide” que han rodado por la ladera. La escasa vegetación está cubierta de hielo. El viento sopla fuerte y gélido.




Otra vuelta del camino. La subida es dura. Breve descanso para observar el paisaje. Al fondo Montaña Blanca, cubierta de hielo. Véase el sendero que conduce hasta el punto más alto. Más atrás, entre nubes, la pared de las Cañadas. Campo de retamas que desaparece con la altura. Algunas rocas grandes señalan lo que debió ser la Estancia de los Ingleses.

Objetivo conseguido. El refugio está a pocos metros. Cae la tarde. Las sombras se alargan. Momento para tomar algunas fotografías de la sombra que el Teide proyecta sobre las nubes. Panorámica del Refugio. ¡El edificio principal está cerrado! A la derecha una pequeña habitación abierta hizo de verdadero refugio en una noche muy fría de -8°C. ¡Tres literas con 6 camas nos salvaron de una noche difícil!



Alguien tuvo valor para tomar esta foto en la madrugada. Orión se eleva sobre el horizonte. Después de una noche sin dormir, tomando café para entrar en calor.


Algunos datos tomados de la aplicación de un reloj registrados durante el ascenso. Datos del descenso. Los datos de altitud son bastante precisos. Los de ascenso y descenso son datos acumulados y no coinciden con la diferencia real de altitud que fue de 910 m.

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