Nos hemos adaptado a la vida ciudadana. La mayoría habitamos en barrios llenos de edificios, en ciudades que crecen sin límites definidos, como manchas de aceite, sobre el limitado suelo de nuestras islas atlánticas, ya lamentablemente sobrepobladas y, donde lo que entendemos, en un sentido amplio, como naturaleza, se aleja cada vez más de nosotros y nos resulta extraño.
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Nuestras microAventuras tienen siempre algo de escapada, hacia los montes, hacia el mar, la costa, las playas, incluso hacia los cielos estrellados. Somos animales en el buen sentido zoológico del término y la necesidad de contacto con el mundo natural es consustancial con nuestro ser.
Pero también pertenecemos a una moderna civilización, del siglo XXI, consciente cada vez más de su destino, junto al resto de las especies biológicas y responsable, en gran medida, del inquietante devenir de nuestro planeta.
Consciente o inconscientemente no podemos desprendernos de ese mundo natural del que procede nuestra especie. Por ello hoy te proponemos que des una vuelta por lo más cercano, por los parques, por las plazas grandes o pequeñas de tu ciudad, de tu pueblo, observa sus jardines, sus árboles, plantas y flores, sus fuentes, sus aves, mariposas, gusanos y avispas, siéntate y escucha los perros, las palomas, los mirlos, los canarios, las gaviotas, zarapitos, correlimos, pardelas…, es una microaventura aparentemente caótica, aleatoria, próxima, fácil, barata, para todos los públicos.
La nuestra va a comenzar aquí, porque ahora vivimos aquí, pero eso es irrelevante. Daremos una vuelta por un parque muy conocido, nos atreveríamos a decir que de casi todos los canarios, que está en la ciudad de Santa Cruz en la isla de Tenerife. Seguro que en cualquier lugar que vivas tienes el tuyo a mano.
Captura de pantalla de un mapa del Instituto Geográfico Nacional
El Parque de Santa Cruz
¿Es grande el Parque García Sanabria? Pues sí. Utilizando la herramienta de medir de Google Earth, hemos calculado que tiene unos 61000 metros cuadrados. Si piensas que, por ejemplo, un campo de fútbol debe medir unos 105 m x 68 m, es decir 7140 metros cuadrados, entonces la superficie del parque equivale a la de 8.5 campos de fútbol. No está mal. La forma aproximada del parque es la de un trapezoide, un cuadrilátero que tiene cuatro lados, ninguno paralelo a otro. Si te decides a recorrerlo por su borde exterior tendrás que caminar practicamante 1 Km.
La idea de dotar a la ciudad de un parque resultó del impulso de influyentes personalidades de la ciudad, a principios del siglo XX, que hizo que en 1926 se tomara el acuerdo de construirlo, cuando era alcalde de la Ciudad Don Santiago García Sanabria. Tiene por tanto casi un siglo de existencia.
Te invitamos a un breve recorrido por el parque.
Las diagonales internas
Trazadas desde las cuatro esquinas del parque, son dos amplios y luminosos paseos que se cruzan en una monumental fuente encajada en un espacio circular. El kiosko Numancia y en el otro extremo los hoteles Mencey y Contemporáneo marcan la línea superior y más elevada del parque. La parte más baja tiene como referencias las esquina de la Clínica Parque y en el otro extremo la plaza de La Palmera. Por cualquiera de estos extremos es cómodo acceder o salir del parque, sin embargo punto más utilizado y fácilmente localizable para acceder al recinto sea a través de las escalinatas que rodean el Reloj de Flores.
El reloj de flores
En 1958 el cónsul de Dinamarca Peder Larsen, personalidad muy querida, vinculada a la actividad comercial y cultural de la ciudad, donó a la ciudad el emblemático reloj de flores del Parque. “Quedar en el reloj” es una frase clara e inequívoca para cualquier santacrucero o visitante de Santa Cruz. El reloj luce siempre flores y plantas naturales. Ligeramente inclinado hacia nosotros marca sin pausa las horas y minutos de Santa Cruz.
La plaza central
En la plaza central hay una fuente y un monolito con esculturas y relieves. Recuerdan al Alcalde Santiago García Sanabria. Destaca una figura muy popular, elogio de la Fecundidad. La plaza es el lugar de encuentro por excelencia en el parque, todo confluye en ella. El el lugar de los actos principales que se celebran todos los años en el parque. Discursos, conferencias, interpretaciones musicales, bailes, etc., todo tiene lugar en este círculo mágico donde reinan el agua de las fuentes, los niños y las palomas.
Espiral o gusano
Hemos recorrido este parque centenares de veces, por sus largos paseos laterales, por las anchas diagonales que se cruzan, y también por los pequeños senderos que los conectan entre sí. Pero he aquí que sólo tras ver uno de los planos del parque que se encuentran a la entrada, hemos podido caer en la cuenta de que todos estos pequeños senderos forman parte de una gran espiral que tiene su punto de inicio en la plaza central y su fin en el reloj de flores. Es muy interesante hacer este recorrido, cuya longitud es también de 1 km como la del perímetro exterior. Tiene dos vueltas y gira hacia la izquierda. Comienza como dijimos en la plaza central, frente a una de las esquinas de la fuente, y a lo largo de su recorrido nos va ofreciendo una preciosa serie de vistas del parque, de algunos jardines especiales o temáticos como el jardín acuático con sus ranas y nenúfares -uno de nuestros preferidos-, el jardín de cactus, la rosaleda, una fuente rectangular también rodeada de hermosos rosales, bambúes, y hermosos árboles como las paodias o las jacarandas. Este recorrido está salpicado también de modernas esculturas y algunos bustos de personajes ilustres de la ciudad. Nuestra espiral que a veces se nos antoja como un gigantesco gusano amarillento, guardián del parque, termina o quizás empieza junto al Reloj, allí dos fuentes circulares como dos ojos observan callados a los visitantes que continuamente entran y salen del parque.
Caos botánico
Siempre hemos tenido una particular sensación de desconcierto en nuestro parque y no sabemos muy bien a qué es debido. Tal vez a su extraña geometría, nada coincide con los puntos cardinales, nada es ortogonal, hay siempre una sensación de desorientación que solo resuelve la fuente central. Hay una mezcolanza tremenda de especies locales y foráneas que se han ido buscando su sitio a lo largo de su casi siglo de existencia. Ejemplares enormes de árboles fantásticos, junto a diminutas especies de plantas aromáticas. Una gran variedad de palmeras entre las que destaca nuestra elegante Phoenix canariensis, dragos junto a cactus, preciosos árboles que tiñen de rojo el cielo del parque, o que vuelven malva los suelos en las mañanas lluviosas de primavera; olivos que dan aceitunas y mis preferidos dos plantas de café.
Largos y sombríos paseos como el de los bambúes y al lado ficus que hacen descender sus raíces desde lo alto hasta clavarlas en el suelo.
El el siguiente documento publicado por el Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ilustrado con interesantes fotografías antiguas, puede leerse, entre otros, un interesante trabajo del catedrático Pedro L. Pérez de Paz, que aclara en gran medida las razones que, desde el punto de vista botánico, han conducido el parque a la situación actual.
El Parque Municipal García Sanabria
El misterio del Parque
Esta pequeña jungla o minúsculo Versalles de Santa Cruz, con sus Casas Amarillas que puede recordarnos los ventanales del palacio francés cercano a París, tiene algo mágico sin duda porque cuando lo visitas, lo cruzas o paseas por él, sufres una transformación casi inconsciente, que se traduce en una serena y reconfortante alegría. El parque es territorio amable y seguro. Una gigantesca esponja vegetal que impulsa la vida de Santa Cruz. Además, es de todos, es para todos, aunque no debe ser para todo, es el parque donde a lo largo del año, ocurren muchas cosas, fiestas y ferias; se pronuncian conferencias y discursos; donde a veces trabajas o descansas; compras y vendes; comes, corres, cantas y te enamoras; bailas, ríes, lloras, amas; donde hablas, escuchas, lees, escribes, paseas…, es nuestro parque interminable, tu parque interminable. Disfrutar de él cuidándolo en nuestro derecho y nuestro deber.
Nota final
No se nos escapa que nuestros parques, en todas las islas, son también lugares de controversia, donde parece estar ausente un auténtico sentido de naturaleza, todo lo artificial que se quiera, pero armónica e integrada con los hombres que hemos decidido por tantas razones vivir en las ciudades. Tenemos la sensación de que, salvo excepciones, los parques están mal cuidados, poco limpios y deteriorados en su mobiliario, llenos de discutibles “obras de arte”, invadidos de hormigón, postes diversos y otros artefactos, muchas veces innecesarios. La sensación de abandono es común, solo corregida con prisas, antes de alguna fiesta o de algún acto relevante. Añadamos a todo esto el gamberrismo que destruye y deteriora jardines y mobiliario. Confiemos en la educación y buen sentido, en todos los niveles de la sociedad para crear nuevos y mayores parques, cuidarlos y disfrutar de ellos pues son espacios propios para el hombre civilizado.
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