El Alto de La Fortaleza, también conocido como Roque de La Fortaleza, es una cima de 2.135 metros de altura que se elevan sobre una de las grandes cañadas del Parque Nacional, la de los Guancheros, y se sitúa a muy poca distancia frente al majestuoso Teide, ofreciendo unas vistas únicas como premio a una ascensión en forma de aventura de montaña tanto en verano como en invierno.
- Dónde: Parque Nacional del Teide, Tenerife.
- Duración: 4 horas (aproximadamente)
- Dificultad: Media. La mayor parte del camino es llana con algunas subidas y bajadas leves, con una fuerte ascensión en el tramo final.
- Imprescindible: Protección solar y sombrero y algo de abrigo incluso en verano e impermeable. El sendero es largo, por lo que es imprescindible el agua y algo de comer. Descargar artículo en PDF
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El camino al Alto de La Fortaleza
Llegar al Alto de La Fortaleza nos obliga, afortunadamente, a conectar varios senderos de la red del Parque Nacional del Teide, atravesado por un tejido de caminos que recorren todos sus rincones. Podemos llegar al Alto de La Fortaleza desde distintos puntos de salida, pero en nuestro caso lo haremos desde el más común, el centro de visitantes de El Portillo, desde donde tomaremos el sendero número 1: La fortaleza.
Llaneando por una alfombra de piedra pómez
Saliendo desde nuestro punto de partida, el sendero número 1 pronto nos conducirá por un paisaje de pumita o piedra pómez, depositadas por la lluvia de cenizas que las sucesivas erupciones han depositado sobre las enormes coladas anteriores, que sin duda suavizan la dureza del paisaje y nuestro camino.

En esta primera etapa llanearemos con algunas subidas y bajadas leves, con la compañía del Teide a la izquierda, el pinar del norte de Tenerife a la derecha y una fauna abundante de aves, como el característico alcaudón que posa sin miedo ante nuestras miradas.


Una telaraña de senderos que se cruzan hacia todas partes
A mitad de trayecto encontrarás varios cruces de caminos, donde podrás conectar con otros senderos de la red del Parque Nacional que te llevarán a otros lugares, como por ejemplo al mismo Pico del Teide. Nosotros continuaremos por nuestro sendero inicial, el número uno, hasta descender a la Cañada de los Guancheros, un enorme llano que encontrarás en la base del Alto de La Fortaleza.

Caminando unos metros a través de la cañada encontramos una nueva conexión, esta vez con el sendero número 29: degollada del cedro, una pequeña subida que nos llevará hasta otro punto intermedio, la ladera de Tigaiga, donde nos detendremos para curiosear la abandonada Ermita de la Cruz de Freguel y disfrutaremos del impresionantes vistas del mirador de la Cañada de los Guancheros.



La ascensión final, entre grandes rocas y cedros
Después de la parada nos espera un último tramo ascendente, conectando ahora con el sendero número 36: Alto de La Fortaleza, que nos llevará directos a la cima de este roque a 2.135 metros de altitud.
Por este último tramo disfrutaremos de las vistas del Valle de la Orotava bajo nuestros pies y la isla de La Palma en el horizonte, hasta desviarnos por un tramo final de rocas escalonadas por el que llegaremos hasta nuestro objetivo.
En estos pasos finales nos sorprende la presencia de algunos ejemplares de Cedro, que abundaron en el Parque Nacional en épocas anteriores. Existen ejemplares de los que todavía podemos disfrutar en lugares escondidos como la subida al Alto de La Fortaleza o como el Cedro Milenario del Teide, que visitamos en otra de nuestras micro aventuras.

La conquista del Alto de La Fortaleza
Estando ya en lo más alto no hemos conquistado esta cima, sino ella a nosotros. La vista que nos regala el Alto de la Fortaleza es inigualable.
Lo más evidente, el siempre impresionante Teide, parece todavía más grande por su proximidad, mientras que hacia abajo intimida la altura del enorme precipicio.

Además, una mirada de 360 grados nos permite divisar el observatorio astrofísico de Izaña, buena parte de las Siete Cañadas, la gran caldera del antiguo Volcán Las Cañadas o lo lejos que hemos dejado el Centro de Visitantes del Portillo, el punto de partida de nuestro camino, porque no hay que olvidar que el camino de vuelta es la otra mitad de la aventura.
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