En un viaje común a Islandia, siguiendo el trayecto habitual por carretera hacia el este, casi con total probabilidad harás una parada de rigor en la popular cascada de Seljalandsfoss. Sin embargo, pocos son los viajeros que se documentan o exploran un poco más este sitio para descubrir a pocos metros el acceso a la cascada secreta de Gljúfrafoss.
- Dónde: Islandia.
- Duración: Una hora.
- Dificultad: Muy fácil.
- Imprescindible: Ropa impermeable (pantalón y chubasquero) y calzado adecuado para evitar resbalones y deslizamientos. Descargar artículo en PDF
(Exclusivo para suscriptores)
Si bien la cascada de Seljalandsfoss es uno de los grandes reclamos de los viajes a Islandia, por este lugar pasan miles de turistas que, tras hacer el espectacular recorrido a pie por detrás de su cortina de agua continúan su viaje hacia la siguiente parada dejando atrás la desconocida y escondida cascada de Gljúfrafoss (también denominada Gljúfrabúi), cuyo acceso a través de la roca se convierte en toda una microaventura de inmersión en la naturaleza salvaje.
Cómo acceder a la cascada de Gljúfrafoss
Pera llegar acceder a la cascada de Gljúfrafoss tendrás que llegar a la famosa cascada de Seljalndsfoss, desde donde podrás seguir un corto sendero paralelo la pared norte del acantilado por la que se desborda la famosa columna de agua.
Por el camino divisamos otras pequeñas cascadas secundarias hasta llegar, aparentemente, a ninguna parte, donde el sendero termina en el paso de un pequeño arrollo. Tras fijarnos bien en la procedencia del agua observamos cómo sale de una gran grieta que corta la pared en vertical, por la que podemos introducirnos perfectamente tras advertir el discreto cartel que señala el acceso. Y es que la cascada de Gljúfrafoss no es tan secreta ni está tan escondida, pero puede pasar inadvertida ante la corta mirada del apresurado turista actual.
Accedemos al interior de esta grieta que da entrada al estrecho cañón que, formado por el paso del agua durante milenios, se convierte en el pasillo natural que nos conduce hasta la cascada de Gljúfrafoss. Al final del cañón llegamos a la impresionante cascada de 60 metros de altura que cae a nuestros pies, donde envueltos por el sonido atronador y empapados por el agua que salpica toda la cavidad de roca, improvisamos una sesión de fotos mientras contemplamos hipnotizados (pese al frío) el trabajo de la naturaleza.
Tras adentrarnos en Gljúfrafoss en varias ocasiones, tanto en verano como en invierno, la sensación de la primera vez no cambia en absoluto. Permanecer ante la fuerza de este gran chorro de agua, que cae sobre nosotros entre las estrechas y altas paredes de roca, sigue siendo completamente sobrecogedor pese a un cierto grado de costumbre.
Más microaventuras en Islandia
Una vez que hemos completado el itinerario entre las cascadas de Gljúfrafoss y Seljalandsfoss, toca secarse y ponerse ropa seca antes de continuar nuestro trayecto alrededor de Islandia por carretera. En las paradas siguientes nos esperan nuevos descubrimientos y microaventuras, mientras perseguimos a la aurora boreal, en la gran cascada de Skógafos, las grandes playas de Vík o el monstruoso glaciar Vatnajökull, entre otros de los lugares que tenemos marcados en el mapa.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.