Te prometí, tras un reciente viaje a Normandía, que me ocuparía de aquellos aventureros franceses, procedentes de aquella y de otras regiones próximas, que tuvieron un papel destacado en las primeras etapas de la conquista europea de Canarias. Promesa insensata por mi parte o cuanto menos atrevida, toda vez que al documentarme para preparar el trabajo me encontré sorprendentemente, con tal cantidad de información y tan compleja que resultó difícil decidir por dónde empezar.
- Descargar artículo en PDF
(Exclusivo para suscriptores)

Edad Media. Comienzos del siglo XV. Año 1402. Un barco arriba a la Graciosa (El Río – La Graciosa ). Procede del puerto francés de La Rochelle, de donde había partido el uno de mayo. Tras varias escalas en la península ibérica, algunos sucesos rocambolescos y el abandono de parte de la tripulación, llega finalmente a las islas. Son poco más de 60 entre hombres armados, colonos y algunas mujeres. Están comandados por el normando Jean de Bethencourt y el pictavino (de la región de Poitou) Gadifer de La Salle.

Nuestros protagonistas eran caballeros, -en el sentido feudal de la palabra-, es decir, nobles poseedores de tierras pero obligados a servir al Rey o a otros señores feudales. El primero, perteneciente a una antigua y rica familia de Normandía, muy bien relacionado, especialmente en la corte del rey Enrique III de Castilla; el segundo, un hombre hecho a sí mismo a través de la carrera militar, aventurero, caballeresco, pobre y sin familia pero con un reconocido prestigio en su profesión.
En algún momento debieron conocerse, tal vez en sus correrías por el Mediterraneo, donde probablemente oyeron noticias de las islas. Acordaron organizar la expedición para conquistarlas. La ocasión era, de alguna manera, favorable, pues la interminable guerra entre franceses e ingleses, conocida como Guerra de los 100 Años, se encontraba en uno de los frecuentes periodos de tregua. Así que el viaje a las Canarias podría ser fuente de nuevas aventuras, ganancias y una oportunidad para soldados de oficio que en ese momento no estaban en el campo de batalla.

Así las cosas, fletaron un barco con sacos de harina, carne salada, bizcocho y otros alimentos; agua y vino, y toda clase de armas, especialmente, lanzas, espadas, arcos y ballestas. Llegaron en cinco días desde el Puerto de Santa María, en Cádiz hasta el fondeadero del Río en la Graciosa. Las islas ya eran de sobra conocidas, pues figuraban en cartas y portulanos de la época, como el de Angelino Dulcert de 1339, donde se señalaba la isla de Lancelotto, con los símbolos de Génova, y que había llegado a la isla en 1336.
De la Graciosa van a Lanzarote para conquistar la isla. Es julio de 1402. Construyen un fortín llamado Rubicón. Establecen relaciones de amistad con los aborígenes, valiéndose de una pareja de intérpretes, Isabel y Alfonso, comprados en Francia. Les ofrecen, por ejemplo, protección frente a los piratas que con tanta frecuencia asolaban la isla para capturar canarios y venderlos como esclavos.
Una vez asentados en Lanzarote se deciden a conquistar Erbania (Fuerteventura). Dejan a cargo del Rubicón a Bertín de Berneval, hombre de confianza de Bethencourt quien junto a Gadifer se dirige a Fuerteventura. Durante 8 días Gadifer explora la isla sin resultados y hace planes a más largo plazo, que no gustan a la tripulación de su barco, por lo que esta se amotina y prácticamente lo secuestran.

De vuelta en Rubicón, Gadifer y Bethencourt acuerdan que este último regrese a la península, venda el barco y envíe provisiones antes de Navidad. Mientras tanto, ausente ya Bethencourt, aprovechando que Gadifer se encontraba cazando en la isla de Lobos, pues necesitaban pieles con las que hacer zapatos, se produce la traición de Bertín de Berneval. Secuestra a muchos canarios, desvalija el castillo de Rubicón y los abandona. Se va en la nave Tranchemar. Gadifer y sus hombres deben enfrentarse entonces a la sublevación de los canarios, pues también han sido traicionados. Sobreviven como pueden hasta la llegada de una nave castellana con provisiones, nave que aprovechó Gadifer para hacer durante meses un recorrido por las islas.
Betancourt, sin embargo, pasa año y medio en Castilla. Regresa tras conseguir del Rey Enrique III que lo nombre Señor de las Islas y 20.000 maravedís, sin que se reconozca a Gadifer ningún derecho en la conquista. El enfrentamiento entre Gadifer y Betancourt es ahora total. El conflicto, planteado ante instancias superiores, finalmente se resuelve a favor de Bethencourt pues Gadifer no obtiene el apoyo real y abandona definitivamente su aventura canaria.
Bethencourt organiza en Normandía una expedición de colonos a las islas, y tras conquistar El Hierro intenta penetrar en Gran Canaria, que siempre fue el objetivo principal de toda su empresa, pero recibe una contundente derrota en la que mueren 22 de sus hombres. Así que traicionado Gadifer y derrotado Bethencourt se reincorporan a sus feudos franceses, dejando este último, las tierras conquistadas en manos de su pariente Maciot de Bethencourt.
“Et pour ce est ce livre nommé Le Canarien”
¿Cómo sabemos todo esto? Pues porque fue escrito por dos capellanes que formaron parte de la expedición, Pierre Boutier y Jean Le Verrier. Y esta crónica se conoce con el nombre de “Le Canarien”, “El Canario”. Existen dos versiones que se conocen con las iniciales “G” de Gadifer y “B” de Bethencourt. De ambas existen los correspondientes manuscritos y algunas ediciones que se han ido publicando a lo largo del tiempo. Ambas son bastante diferentes en muchos aspectos y se suponen hechas a partir de un manuscrito original desconocido, del que previsiblemente existirían tres copias, una de ellas, al parecer, quedó en Canarias.
Durante muchos años solo se conoció el manuscrito B, escrito hacia 1490. Se le conoce también como ms. Mont-Ruffet, por el nombre de su propietaria Emma de Mont-Ruffet, y ahora depositado en la Biblioteca Municipal de Rouen (Normandía). Editado por primera vez en 1630.
La crónica G, se publicó por vez primera en 1896, a partir del manuscrito, adquirido por el British Museum en 1889. (Ms Egerton 2709).

El descubrimiento de la copia G, resultó muy importante por cuanto al compararla con B resultaron diferencias notables en cuanto al papel que jugó cada uno de los principales protagonistas. Se pone de manifiesto que en B se falsifican los hechos para atribuir a Bethencourt todo el mérito de la conquista. Son por tanto dos versiones, una desde el punto de vista de Gadifer y otra para elogiar sin reservas y hasta extremos inusitados el papel y los méritos de Bethencourt. Ambos documentos son extraordinariamente valiosos para el conocimiento de la Historia de Canarias y han sido reproducidos en una edición del Instituto de Estudios Canarios, patrocinada por el Gobierno de Canarias y preparada por un equipo de investigación de la Universidad de La Laguna. Especialmente el primero, es un bello manuscrito medieval iluminado con letras capitulares, adornos que se expanden por los márgenes, y una ilustración que muestra a nuestros aventureros en la popa de su nave.
Si quieres saber más, y te aseguro que hay mucho por conocer, te recomiendo cualquiera de las lecturas que se indican más abajo. A mi personalmente me ha encantado leer los textos de Cioranescu y Serra, que se pueden descargar de internet. Una versión valiosa, moderna y actualizada de todo lo referente a Le Canarien la ofrecen Aznar y otros (2003, 2007) en los libros editados por el Instituto de Estudios Canarios.
Espero haber cumplido mi promesa de hablarte de aquellos aventureros franceses, idea que se me presentó tras un improvisado viaje a Normandía.
Fuentes y referencias
- Normandía • Lainakai
- Serra Ráfols, E. y Cioranescu, A. 1959, 1960 y 1964. Le Canarien. Crónicas francesas… Edición digital
- Pico, B., Aznar, E. y Corbella, D. Le Canarien. Manuscritos, transcripción y traducción.
- Aznar, E., Corbella, D., Pico, B. y Tejera, A. Le Canarien. Retrato de dos mundos. Instituto de Estudios Canarios. 2007.
- Unas cuantas cuestiones en torno al Canarien – Dialnet
- Le livre nommé Le Canarien. Textes français de la conquête des Canaries au XV e siècle. Texte édité et annoté
- Mecia de Viladestes – Wikipedia
- En https://archive.org/ es posible encontrar, usando el buscador, ediciones antiguas de Le Canarien, por ejemplo de
- la crónica B: BERGERON, 1630; CHARTON, E. 1855; MAJOR R.H. 1872 (en inglés); GRAVIER G. 1874; y de la crónica G, la edición de MARGRY, P. 1896.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.