Unas cosas llevan a otras. Acabamos de realizar un corto viaje a Islandia. Sorprendidos aún por las impresiones que nos ha producido la visita a ese extraordinario país, nos incorporamos poco a poco a nuestras rutinas en las islas Canarias. Con Islandia nos une el Atlántico, la condición insular, el origen y la actividad volcánica de su territorio, pero ciertamente no el frío, la nieve o el hielo de los glaciares, no las tormentas, ventiscas y temporales, ni los extensos campos donde pastan los caballos y las ovejas islandesas. Tampoco los peligrosos bajíos de sus costas plagadas de peces y bulliciosas aves marinas.
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Por motivos que se nos escapan, como si existiese un inconsciente motor de búsqueda en nuestro cerebro, hemos tomado al azar uno de nuestros libros: Las Islas Canarias, escala científica en el Atlántico. Viajeros y naturalistas en el siglo XVIII de Alfredo Herrera Piqué, y cual no sería nuestra sorpresa cuando, al abrirlo sin más, aparece reproducido en páginas de color sepia, un manuscrito de J. Viera y Clavijo con este título: ¡Carta Filosófica sobre la aurora boreal!
Carta filosófica sobre la aurora boreal, J. Viera y Clavijo
Transcribimos un par de párrafos tal cual, con ortografía algo distinta a la actual
Carta Filosofica sobre la Aurora Boreal, observada en la Ciudad de la Laguna de Tenerife la noche del 18 de Enero de 1770.
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Pongo en noticia de Vm como ayer 18 del corriente, poco mas de una hora despues de puesto el Sol, se divulgo por esta Ciudad el rumor, de que en los montes de Taganana quizá se había prendido fuego, atendiendo a que aquella parte del cielo parecía extremamente inflamada roja y bañada del resplandor mas vivo. Yo salí a observar el incendio. Pero qual sería placer quando me encontre con una verdadera Aurora Boreal!
Figurese Vm que la noche aunque fría, estaba serena, que las nubes corrian bastantemente dispersas para no impedir se examinase la superior region del aire; y que la inflamación y color sanguineo se extendia por toda la parte del Norte, desde el Oriente hasta algunos grados mas alla del Occidente, con una luz a la verdad mui encendida; pero nada tumultuosa, ni agitada, ni vacilante. Estas auroras boreales en que no se nota vibración, ni corrientes de ráfagas luminosas las llaman los Filosofos Simples o tranquilas
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Uno de los grandes atractivos de Islandia y otros países nórdicos es la posibilidad de contemplar auroras boreales en invierno. Como se sabe las auroras boreales son visibles principalmente en la zona del Círculo polar ártico 66º 33´N (Islandia, Noruega, Laponia) donde aparecen unas 100 noches al año, pero más hacia el sur son cada vez más raras, por ejemplo 30 noches en Escocia, 3 en el norte de Alemania, o una cada diez años en el sur de Italia. ¡Y las islas están todavía más al sur!
Por esto nos parecía increíble la afirmación de Viera y Clavijo de haber contemplado una aurora boreal en 1770 desde la ciudad de La Laguna en Tenerife.
La aurora boreal del 18 de enero de 1770
El fenómeno nos parecía tan extraño, que buscamos información que nos pudiese confirmar que efectivamente lo que contemplaron Viera y otros canarios en 1770 sobre el cielo de Tenerife fue una auténtica aurora boreal. Y efectivamente, en el artículo ON THE CONNECTION BETWEEN SOLAR ACTIVITY AND LOW-LATITUDE AURORAE IN THE PERIOD 1715 – 1860, de M. Vázquez, J. M. Vaquero, J.J. Curto, publicado en 2006, se estudian dos auroras, la observada en Tenerife en 1770 y otra observada en México en 1789, caracterizadas por su color rojizo y sin apenas movimientos. El artículo, que es muy técnico, se inscribe en el campo de la física solar y asocia este tipo de eventos a tormentas geomagnéticas muy fuertes, al ciclo de manchas solares y a determinados estados de la heliosfera y su interacción con las capas altas de la atmósfera terrestre.
Causas de la aurora en la época de Viera
Esta Carta Filosófica es un documento muy curioso. Firmado con el seudónimo de Antón Guanche en él se describe con mucha claridad, a lo largo de cinco folios, el fenómeno ocurrido sobre el cielo de Tenerife la noche de enero de 1770. La carta es un verdadero estudio sobre las auroras. Y casi nos atrevemos a decir que es un pequeño artículo científico o de divulgación muy propio de la Ilustración que defendía la razón, el conocimiento y la educación como base del progreso social.
Cita al doctor Halley “ilustre filósofo inglés que en 1700 estuvo en nuestras islas cuando salió a recorrer los mares a fin de observar las variaciones del Yman”, pero su referencia más clara es Monsieur De Mairan, célebre matemático, astrónomo y geofísico francés , autor del Traité physique et historique de l’aurore boréale,1733, que le permite concluir:
“Por consiguiente, quando la materia solar se precipita en considerable cantidad sobre la atmósfera terrestre, deben sobrevenir Auroras Boreales”
Probabilidad de auroras en Canarias
Prácticamente nulas. Solo fenómenos extraordinarios en la actividad solar hacen que las auroras pueden ser visibles en bajas latitudes y si eso ocurre, probablemente te enteres por los medios de comunicación. Así que es posible verlas, en raras ocasiones, en latitudes tan bajas como las de la península ibérica, pero nuestra latitud es aún mucho más baja 28º N. Así que hay muchos motivos para observar el cielo de Canarias pero no precisamente para contemplar las auroras. La aurora descrita por Viera fue sin duda un hecho excepcional, hasta tal punto que ha sido objeto de estudio científico.
Auroras en Lainakai
Las fotografías que te mostramos fueron hechas por nosotros a principios de marzo. Si por casualidad quieres ver auroras boreales o australes (hemisferio sur), buscate un país próximo a los círculos polares, latitudes 66,5 Norte o Sur. Prepárate a conciencia para el frío. Necesitas un cielo despejado, oscuro, sin luces de ciudad ni de la Luna, paciencia y una bebida caliente para adentrarte en la madrugada. Si dispones de una aplicación que te informe de la probabilidad de que se produzcan auroras en determinado lugar, podrás afinar la búsqueda. Entonces ocurrirá el milagro, contemplar este “meteoro aéreo o fenómeno celeste” -como lo llamaba Viera- , la aurora.
Notas y referencias
- Sobre el manuscrito de Viera. Hasta el momento de publicar este artículo, no hemos podido encontrar una versión transcrita profesionalmente al español moderno, ni tampoco algún enlace de internet que lo muestre. El documento forma parte del archivo del Museo Canario en Las Palmas de Gran Canaria.
- Las Islas Canarias, escala científica en el Atlántico. Viajeros y naturalistas en el siglo XVIII. Alfredo Herrera Piqué. 1987. Editorial Rueda. Madrid.
- Un pequeño documento, en inglés, perfecto para entender las auroras.
- Para una información sobre el estado del clima en el espacio y su influencia en actividades humanas, predicción de auroras, etc., esta página web de la NASA:
- ON THE CONNECTION BETWEEN SOLAR ACTIVITY AND LOW-LATITUDE AURORAE IN THE PERIOD 1715 – 1860, de M. Vázquez, J. M. Vaquero, J.J. Curto.
- Meteorología. Günter D. Roth. 1979. Editorial OMEGA S.A. Barcelona.
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