Llegamos al aparcamiento del Mirador de las Narices del Teide con intención de disfrutar de una pequeña ruta a Montaña Samara. Nada más aparcar dirigimos la mirada a Pico Viejo. Permanece tranquilo e imponente, con sus coladas negras bajando prácticamente desde la cima hasta nosotros.
- Dónde: Parque Nacional del Teide.
- Duración: 9 horas.
- Dificultad: Extrema. La ruta presenta un fuerte desnivel y una altitud máxima superior a 3.000 metros.
- Imprescindible: Comida y agua. Calzado de montaña, protección solar y gorra o sombrero. El abrigo puede ser necesario incluso en verano. Descargar el track Descargar artículo en PDF
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Comenzamos el sendero y tras unos cuantos metros encontramos el primer cruce. Los letreros nos llaman la atención. Samara 3,9 km. / Mirador de Pico viejo 8 km. ¿Y si…? En realidad 8 km no es tanto… Es relativamente temprano, apenas las 12:00 de la mañana, hay agua y comida en la mochila y además hace buen tiempo. Es domingo y los domingos no hay nada urgente que atender…
Nuevo plan: ascenso a Pico Viejo
Cambiamos de plan y nos dirigimos hacia el volcán por el sendero número 9. Empezamos con paso tranquilo y constante para conservar la energía hasta el final, ya que sabemos que en este parque nacional el terreno es duro y las condiciones climatológicas pueden cambiar de un momento a otro.
El sendero va en ligero ascenso, no parece tan complicado como se dice. Al subir vamos mirando el suelo que pisamos, aunque más que por el esfuerzo es para no desanimarnos al ver lo lejos que está la cima. Ocasionalmente miramos hacia atrás para disfrutar de las vistas. Es entonces cuando nos percatamos de la altitud que vamos superando.
Llegamos a un segundo cruce. Montaña de Samara 2,1 km / Mirador de Pico Viejo 7,4 km. Podemos reconsiderar nuestra elección y volver al plan inicial, pero todavía no ha aparecido el cansancio. La idea de subir hasta arriba parece un buen reto para el domingo. No ha pasado mucho tiempo desde que empezamos a caminar, aún tenemos tiempo y sabemos que en cualquier momento podemos dar la vuelta, así que continuamos el ascenso.
Seguimos adelante admirando las coladas de lava. Notamos que empieza a levantarse un poco de viento, pero confiamos en que el tiempo se mantenga así. Sobre todo porque este viento sopla del suroeste y nos ayuda un poquito en el ascenso.
Acometemos la subida a Montaña Chaorra. De pronto el sendero cambia de color y de firmeza. El terreno duro y llano empieza a ser más oscuro, arenoso e inclinado. Ya no ascendemos tan rápido. Las botas y los bastones se entierran en la lava y en ocasiones nos da la sensación de estar caminando sobre una duna.
Cuando menos lo esperamos el terreno se allana de nuevo y aprovechamos para recuperar fuerzas, comer algo y admirar la panorámica que se extiende ante nuestros ojos. Una lástima que la calima nos impida ver con la definición que el esfuerzo realizado merece.
Un nuevo cruce. Mirador de Pico Viejo 3,7 km. En el último tramo hemos invertido mucho tiempo y sabemos que a este ritmo no vamos a llegar. Reconsideramos la ruta y si no es hasta el mirador, al menos nos conformamos con llegar al cráter de Pico Viejo. Seguimos en ascenso, con el terreno cada vez más abrupto y las piernas cada vez más cansadas. Nos planteamos la vuelta atrás, pero el Pico Teide, al que no hemos visto en todo el trayecto hace su aparición y nos empuja a seguir. Consultamos la hora y decidimos caminar unos 20 minutos más para asegurarnos la luz y algo de calor durante el descenso.
El viento empieza a soplar con fuerza y el último tramo es tan complicado que la llegada al cráter de Pico Viejo es especialmente emocionante. Un enorme agujero de 800 m de diámetro que no se intuía en la subida se extiende ante nosotros. Al girarnos, vemos el sendero que asciende hasta el Mirador de Pico Viejo. El Teide nos mira burlón pues sabe que no llegamos. Probablemente lo supiera desde que nos vio comenzar la andadura al principio del sendero.
Miramos la posición de El Sol. Tenemos algo menos de dos horas para bajar y las fuertes rachas de viento nos aconsejan no permanecer allí mucho más tiempo. Es mejor empezar el descenso cuanto antes, aunque en realidad tenemos ganas de quedarnos a disfrutar de las vistas. Hacemos el trayecto de vuelta sin paradas, pero aprovechando para admirar la panorámica que ahora se extiende al frente: Guajara, los Roques de García, Montaña Samara, etc. El tiempo ha cambiado y el paisaje es completamente diferente al que disfrutamos durante el ascenso. En el tramo final tenemos que acelerar.
Llegamos al coche después de 15 km y 1100 m de ascenso (y otros tantos de descenso) justo en el momento en el que El Sol se esconde detrás de La Gomera. Antes de arrancar el motor dirigimos la mirada hacia el Pico Viejo y pensamos que quizá nos volvamos a ver el próximo día que vengamos a visitar Montaña Samara.
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