Si eres de los que les gusta salir a disfrutar de la naturaleza sabrás que las nubes puede ser un valioso indicador de la situación meteorológica actual y futura. Es por ello que vale la pena conocer que tipos de nubes existen y, por qué no, descubrir su relación con los cambios de tiempo.
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De islas y nubes
Empezamos describiendo el fenómeno: no es ningún secreto que las nubes son en su mayor parte vapor de agua, sin embargo, quizás no sepas que algunas de ellas – las que se encuentran situadas a mayor altitud – están formadas también por pequeños cristales de hielo. O que diminutas partículas de polvo pueden formar parte igualmente de su composición.
Existe como sabes una gran variedad de nubes y, dependiendo de la latitud en la que residas, estarás más habituado a ver algún tipo en concreto. Las hay planas y aburridas, altas y esbeltas, extremadamentes delgadas, grises y bajas, blancas y esponjosas.
Aquí en las Canarias, nuestro clima suave y hasta cierto punto monótono hace que las nubes que nos son más habituales acaben por pasar desarpercibidas. Sin embargo de cuando en cuando el cielo se transforma y nos ofrece nuevas muestras de ese catálogo infinito de formas. Es en estos días especiales en los que un cambio de tiempo comienza a tomar forma, cuando inevitablemente dirigimos nuestras miradas al cielo, embelesados por tan tamaño espectáculo.
Las nubes son, casi sin quererlo, objeto de deseo en esta región del Atlántico: Por un lado nos traen la posibilidad de lluvia, tan necesitada por nuestros campos. Por otro deseamos fuertemente su presencia, en esos días en los que el cielo luce desnudo y las jornadas trasncurren una tras otra bajo un Sol implacable.
Miras hacia arriba casi cualquier día y ves nubes sí, pero ¿te has preguntado algunas vez cuantos tipos distintos hay? ¿Por qué son tan diferentes unas de otras? ¿Tienen algún significado desde el punto de vista meteorológico? Desde hace décadas el Hombre ha intentado poner algo de orden en este aparente caos de vapor de agua. Veamos a dónde hemos llegado.
La clasificación de las nubes
La fuente oficial para estudiar las nubes podríamos decir que es la Organización Meteorológica Mundial, responsable de mantener un Atlas Internacional de Nubes. Descubrimos aquí que las nubes se clasifican en géneros, especies y variedades. Puesto que no es ni mucho menos nuestra intención hacer un tratado de “hidrometeoros” -que así se llaman formalmente- nos centraremos en la clasificación más general. Esta es la de los géneros, que divide a las nubes en 10 grupos principales.
Los nombres de estos géneros, algunos seguro conocidos, derivan del latín, y son combinaciones de los siguientes términos:
De aquí se derivan los 10 tipos de nubes principales, que se distribuyen a su vez en 3 subgrupos según su altitud, del siguiente modo:
Estos rangos de altitud son aproximados, y se reducen a medida que viajamos desde las zonas tropicales hasta las regiones polares de la Tierra.
Los 10 tipos de nubes y su descripción
Te describimos a continuación de forma breve las características principales de cada uno de los géneros, que puedes ver representados en la siguiente infografía:
Nubes altas
Cirros (Ci): De aspecto filamentoso y delicado, lucen estrechas y alargadas a gran altura. Estos jirones de tela están compuestos de cristales de hielo.
Cirrocúmulos (Cc): capa delgada de nubes localizada también a gran altura, formada por pequeñas nubes redondeadas u onduladas distribuidas regularmente y muy juntas entre sí.
Cirrostratos (Cs): Conforman una capa delgada y difusa que puede llegar a cubrir totalmente el cielo. Generan efecto halo. La luz del Sol puede generar halos al atravesarlos. Pueden ser el primer indicio de que se avecina mal tiempo.
Nubes medias
Altocúmulos (Ac): Grupo de pequeñas nubes de aspecto redondeado, generalmente distibuidos de forma regular. Más grandes y a menor altura que los cirrocúmulos. Indican inestabilidad meteorológica.
Altostratos (As): Conforman un gran manto blanco o grisáceo, de aspecto uniforme, que puede llegar a cubrir totalmente el cielo. Habitualmente indican la aproximación de un frente cálido.
Nimboestratos (Ns): Nubes densas, de color oscuro, que apenas dejan pasar la luz del Sol llegando incluso a cubrirlo completamente. Traen consigo habitualmente lluvia persistente.
Nubes bajas
Estratos (St): Estas nubes bajas de color grisáceo presentan una base uniforme, se extienden como un manto a baja altura y suelen aparecer acompañadas de lluvia.
Estratocúmulos (Sc): Nubes bajas distribuidas horizontalmente de forma regular, que presentan partes oscuras y que pueden aparecer acompañadas de lloviznas.
Cúmulos (Cu): Nubes aisladas, densas, presentes en de manera dispersa en días muy soleados. Blancas en su parte alta y oscura en la base. De forma algodonosa, son en general indicadoras de buen tiempo.
Cumulonimbos (Cn): Grandes nubes con aspecto de apelmazadas, de mucho desarrollo vertical. Su base está a baja altitud y su cima, muy alta, puede lucir aplastada, a modo de yunque. Suelen ir asociados a tormentas y lluvias intensas.
Breve historia del método de clasificación
En el transcurso de la elaboración de este breve estudio sobre nubes hemos conocido el origen detrás del método actual de clasificación.
Supimos que uno de los primeros intentos de clasificar las nubes en categorías estuvo a cargo de Luke Howard. Este meteorólogo aficionado, inspirado por el esquema de clasificación para plantas y animales de Linneo, propuso por primera vez en 1802 utilizar nombres en latín para nombrar los distintos tipos de nubes.
Su trabajo, publicado en un ensayo de título “On the modification of clouds” fue el precursor del método de clasificación que aún se utiliza hoy día.
Leer el documento completo, disponible solo en inglés, quizás sea una empresa solo apta para curiosos. En cualquier caso vale la pena ojearlo, aunque tan solo sea para admirar los hermosos dibujos con los que el autor ilustró su obra, algunos de los cuales reproducimos a continuación.
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